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ORGULLO

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miércoles, 25 de febrero de 2015

Estilo, sistema, identidad y fútbol

¿A QUÉ JUEGA EL VALENCIA?


Han pasado más de siete meses desde el primer entrenamiento que hizo Nuno al frente del Valencia. Es evidente que el equipo está realizando una gran campaña en Liga pero el juego del equipo todavía genera algunas dudas.





Los datos no son opinables y el Valencia está haciendo muy buenos números esta temporada. Las dos últimas victorias a domicilio contra el Espanyol y el Córdoba han permitido, estadísticas en mano, evidenciar que el Valencia lleva un alto porcentaje de victorias, muchos goles marcados y muy pocos recibidos. El equipo blanquinegro ha sumado un punto más que todos los conseguidos la temporada pasada y Nuno es el entrador debutante con mejores guarismos hasta el momento sólo un punto por detrás del primer año de Rafa Benítez.  Sin embargo, más allá de los números, el juego del equipo todavía no es reconocible. Pudiera dar la sensación, incluso, de que el Valencia todavía anda buscándose. De que le falta aplicar con determinación una idea concreta, de que no hay un patrón de juego claro. Algo, por otra parte, fácilmente justificable por el hecho de que el equipo blanquinegro está todavía en construcción pero que impide hacer un balance plenamente satisfactorio.    
Cabe matizar, en cualquier caso, la diferencia entre jugar bonito y jugar bien. El concepto de jugar bonito es subjetivo. Hay quien lo asocia a tener la posesión del balón y para otros, no hay nada más estético que un contragolpe preciso. Sin embargo, jugar bien no admite interpretaciones. Jugar bien significa que en el campo suceda lo que uno quiere que suceda, es decir, que el partido se desarrolle en función de lo que se ha previsto y se ha trabajado durante la semana. Y ahí el Valencia genera dudas porque en demasiadas ocasiones el mejor del equipo ha sido Diego Alves o, pese a la victoria, el rival ha generado más ocasiones de gol.    
Así las cosas, para saber a qué juega el Valencia hay que hacer referencia a tres variables: el sistema, la identidad y el estilo y, a partir de ahí, sacar conclusiones.
EL SISTEMA
Tal vez sea lo menos importante para determinar a qué juega el Valencia. Sin embargo, sí se puede considerar un factor influyente. Lo cierto es que Nuno, en este sentido, ha destacado por la cantidad de disposiciones tácticas diferentes empleadas. Si nos remontamos a la primera rueda de prensa en la pretemporada de Alemania el técnico portugués habló del papel que iba a desempeñar Javi Fuego como único mediocentro defensivo puro de la plantilla “dentro de lo que nosotros pensamos para nuestro modelo podemos tener a un medio defensivo o dos ochos”.  Después, en una entrevista concedida a DIARIO DE MESTALLA Nuno profundizó en esta tesis matizando que aún era prematuro y que estaban construyendo el modelo “nuestra idea definitiva nos la van a dar los jugadores porque aún tenemos partidos de pretemporada para definir mejor lo que vamos a hacer. Pero yo creo que la complicidad entre los dos futbolistas que juegan en el medio del campo es fundamental. No podemos definir que uno defienda y otro ataque. Este tipo de complicidad, el repartir el trabajo defensivo y ofensivo, creemos que nos puede hacer más fuertes”. En definitiva, la idea original del técnico portugués no pasaba por darle un papel protagonista a Javi Fuego, más bien, apuntaba a la posibilidad de jugar con dos mediocentros con un perfil mixto.  De hecho, en los dos partidos de Alemania el entrenador luso alineó de inicio a Parejo y a Banega. Después, en la gira por Latinoamérica, dispuso por primera vez el 4-3-3 con Javi Fuego guardándole las espaldas a los dos ochos. Eran tiempos de probaturas porque en los siguientes compromisos, esta vez en Londres, Nuno utilizó el 4-3-3 para enfrentarse al Mónaco y el 4-4-2 para jugar contra el Benfica con Parejo y Guardado de mediocentros. Se acercaba la Liga y parecía que Nuno ya había dado con su sistema. De hecho, en el primer tramo de la temporada oficial, el Valencia jugó siempre con el 4-3-3. Además, se dio la circunstancia de que los futbolistas empleados eran siempre los mismos. Se podía recitar de memoria la alineación del Valencia: Alves, Barragán, Otamendi, Mustafi (Vezo), Gayà, Javi Fuego, Parejo, André Gomes, Rodrigo, Piatti y Alcácer.  Sorprendía el equipo en estas primeras jornadas porque daba la sensación de que los futbolistas llevaban mucho tiempo jugando juntos. En un proceso embrionario el Valencia ya tenía asumidos muchos automatismos posicionales.
La primera modificación táctica llegó en la jornada 10 en Villarreal y la provocó la ausencia de Parejo por lesión. Esta circunstancia supuso un quebradero de cabeza para Nuno que recompuso el equipo dando entrada a Feghouli y dejando la zona ancha para Javi Fuego y André Gomes. El Valencia jugó de inicio en el Madrigal con un 4-4-2 cuando defendía y un 4-2-3-1 cuando atacaba. Algo similar sucedió en el siguiente partido contra el Athletic en casa y, en el campo del Levante, Nuno le dio otro matiz al equipo aplicando un sistema flexible en el que la clave era Carles Gil que en ocasiones actuaba al lado de André Gomes y, en otros tramos del partido, lo hacía pegado a la banda derecha. La vuelta de Parejo tras su lesión devolvió al equipo al 4-3-3.
La llegada de la Copa del Rey permitió a Nuno seguir profundizando en la versatilidad táctica del equipo. En Vallecas, con un equipo plagado de los menos habituales, Nuno dispuso un 4-4-2 y en la vuelta, ante la necesidad, el entrenador portugués, en la segunda parte, dispuso un 3-5-2. Este sistema tuvo continuidad en Liga dando muy buenos resultados en Éibar y en Mestalla contra el Madrid.
La llegada de Enzo Pérez y las ausencias de Feghouli y de Piatti dieron un nuevo vuelco al dibujo táctico del Valencia. Durante el mes de enero el equipo blanquinegro jugó con cuatro mediocentros y sin bandas.  Este hecho permitió ver a Parejo más liberado a la hora de generar fútbol y, tal vez por eso, ya con Piatti y Feghouli de vuelta, el entrenador luso no haya apostado claramente por el 4-3-3 hasta el último partido en Córdoba. El Valencia, últimamente, ha privilegiado la libertad de acción del centrocampista de Coslada sobre el equilibrio táctico que supone jugar con dos extremos definidos.
Conclusión: La idea primigenia de Nuno pasaba por jugar con dos ochos. Sin embargo, el entrenador portugués detectó rápidamente la importancia de Javi Fuego para darle equilibrio a cualquier sistema. Esto conllevó que se decidiera por un 4-3-3. Después, condicionado por las lesiones, el técnico portugués optó por un 4-4-2 con dos futbolistas de banda. Más adelante, también forzado por las circunstancias entró en escena el 3-5-2 y en enero volvió al 4-4-2 pero con cuatro mediocentros y sin bandas. Últimamente el técnico luso ha vuelto al 4-3-3 pero más flexible y con matices. Se puede decir que el sistema que mejores resultados ha dado ha sido el 4-3-3 con dos extremos. También ha funcionado muy bien el 3-5-2 y no tan bien el 4-4-2. En cualquier caso el Valencia ha demostrado ser un equipo muy versátil. Esto, más allá de lecturas que dicen que perjudica a la estabilidad de los futbolistas, dota al equipo de una riqueza táctica que le permite dar más y mejores soluciones en función del rival.
LA IDENTIDAD
El análisis adecuado sobre la identidad de un equipo lo da el paso del tiempo y se trata de un valor que no puede ir asociado a los resultados. Antes de que el equipo ganara en Cornellà y en Córdoba se podría haber dicho que la identidad del Valencia pasaba por ser un equipo con dos caras: intenso en Mestalla y vulnerable a domicilio. Ahora, tras las dos victorias fuera de casa esa percepción ha cambiado por lo que todavía es pronto para definir la idiosincrasia del Valencia.
Aún así ya se pueden hacer algunas aseveraciones concluyentes en algunas facetas. Al Valencia se le puede definir como un equipo muy sólido defensivamente. Los laterales cumplen en este sentido y la pareja de centrales se está revelando como una de las mejores de Europa. Y, más allá de la zaga, el Valencia es un equipo solidario. Todos los futbolistas están comprometidos, colaboran y corren.  Nuno, en la rueda de prensa de presentación, expuso su concepto en este sentido “una cosa es absoluta y es innegociable: pelear, luchar y darlo todo porque no hay mañana en el fútbol”. Otro de los rasgos que definen al Valencia es su capacidad para hacer goles. Pese a que los delanteros no acumulan muchos tantos en su casillero y que Nuno se ha quejado de la falta de efectividad en un par de ocasiones, contra el Athletic y el Getafe en Mestalla, lo cierto es que el equipo blanquinegro optimiza bastante bien sus ataques.
Por otro lado, a principio de temporada, se podía reconocer entre las características del Valencia la presión adelantada a la salida del balón del rival pero conforme han pasado los partidos ese rasgo se ha ido perdiendo.
En la parte negativa, se ha detectado que al Valencia todavía le falta instinto asesino. La eliminatoria contra el Espanyol en Copa del Rey se perdió en Mestalla por falta de ambición. El equipo se relajó en exceso con un 1-0 en el marcador. También se ha podido observar esto en otros encuentros a domicilio. El Valencia, cuando se pone por delante, se dedica a especular en vez de intentar rematar al rival. Este hecho denota falta de confianza en las propias posibilidades o excesivo conformismo en las indicaciones del técnico.  
Conclusión: Aunque todavía es pronto para hacer un análisis definitivo sobre la identidad del Valencia se reconoce a un equipo vigoroso en defensa y con facilidad para hacer goles. Falta algo de determinación a la hora de ir a por los partidos y fuera de casa, en ocasiones, al equipo le ha faltado personalidad.    
EL ESTILO
No hay estilos buenos o malos por definición. Son las victorias la que dan y quitan razones a las diferentes ideas de juego. Sin embargo, en este aspecto, lo peor que le puede pasar a un equipo es no tener un estilo reconocible y, en este punto, es donde más se puede criticar al Valencia.
Conviene, de nuevo, rememorar la idea original del entrenador valencianista. Nuno, en la rueda de prensa de su presentación apuntó lo siguiente: “Llevo mucho tiempo escuchando  y mucha gente hablando cuando se habla de qué tipo de futbol y el entrenador siempre dice nosotros queremos ser protagonistas. Ése es el sueño de cualquier entrenador, dominar totalmente cualquier partido pero eso es imposible. A mí me gusta mucho la organización, el equilibrio y yo tengo la conciencia plena de que saber defender es querer atacar con más continuidad y más rápido. Determinar cuándo y dónde recuperar el balón es lo que te puede dar la ventaja”. Después, todavía en pretemporada y en la entrevista concedida a DIARIO DE MESTALLA, el técnico luso matizaba que la presión sobre el rival “no es la piedra filosofal, es una idea que yo creo que es buena, presionar de forma muy organizada. Se necesita tiempo porque hay que sincronizar todos los movimientos de los jugadores. Es una presión en la que todos los jugadores son partícipes y determina dónde quieres recuperar el balón. Si piensas que quieres recuperar el balón en el sitio que crees que es mejor para ti, tienes que conducir la posesión de tu adversario al sitio que tú quieres. Es un trabajo muy complicado pero nosotros creemos que podemos hacerlo. Los jugadores lo están entendiendo. No está completo porque el proceso nunca está terminado pero yo creo que vamos en el camino correcto”. Y ciertamente, el equipo blanquinegro iba por el camino correcto porque el principio de temporada fue fulgurante. Antes de la llegada de Nuno no era habitual ver al Valencia en Mestalla esperando al rival en su propio campo y menos contra equipos teóricamente inferiores. Sin embargo, esta temporada se ha podido ver esta situación en muchos encuentros.  Una vez recuperado el balón, tal y como preveía Nuno, el Valencia buscaba el gol de la forma más rápida posible. La idea funcionaba y el Valencia jugaba bien en el sentido de que sobre el campo se hacía lo que se proyectaba en los entrenamientos.
Sin embargo, el paso de las jornadas empezó a hacer ineficaz esta propuesta, probablemente, porque los rivales iban conociendo más las virtudes y los defectos del Valencia. Se ha visto que cuando los adversarios han aplicado la misma idea de juego que los blanquinegros, es decir, le han cedido la iniciativa al Valencia, al equipo de Nuno le han faltado recursos para llevar el peso del partido. Por lo menos fuera de casa porque en Mestalla, el grado de efervescencia con el que juegan los futbolistas puede con todo más allá de los estilos. El Valencia parece que se siente más cómodo jugando contra equipos que quieren tener el balón. La mejor versión de los blanquinegros se ha podido ver contra los rivales que tienen una apuesta más ofensiva.
Este problema parece que también lo detectó Nuno que hace menos de un mes, antes de visitar al Espanyol en Liga, señaló en rueda de prensa que en algunos partidos a su equipo le había “faltado posesión”. Una semana después, en vísperas del encuentro contra el Getafe en Mestalla insistió en esa idea “vamos a intentar tener más posesión del balón y que eso nos permita tener más llegada”. Sin embargo, ni contra el Espanyol ni contra el Getafe, pese a que ambos encuentros se ganaron, se pudo ver a un Valencia dominador y llevando el peso del partido. El Valencia, al no haber coincidencia entre los deseos de su entrenador y lo sucedido en el campo, no jugó bien.  
Conclusión: Más allá de los grandes números que está cosechando el Valencia, el estilo de juego es el punto que más dudas genera. Se ha comprobado en algunos partidos que la idea de la presión organizada y la salida rápida no es suficiente. El míster sigue buscando alternativas porque “es un proceso inacabable” pero esto, en cualquier caso, justifica las críticas razonadas al juego del equipo.

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