Lo importante es lo que se presenta por delante y la necesidad de que el club encuentre estabilidad y una velocidad crucero para aproximarse a sus objetivos deportivos, económicos y sociales.
Llega un nuevo año. En lo futbolístico no suele suponer demasiado, ya que el ciclo del balón es como el escolar: empieza en verano y acaba avanzada la primavera. Sin embargo, el momento actual no deja de suponer un punto y aparte en el desarrollo de la temporada. Ya se ha recorrido casi la mitad del camino y se acerca la parte más emocionante de la campaña.
El Valencia vive la entrada del 2015 con un equilibrio absoluto entre la importancia de lo deportivo y de lo extradeportivo. El convulso 2014 ha estado marcado por dos circunstancias fundamentales: la no clasificación para las competiciones europeas y la llegada de un nuevo propietario al club. Ambos aspectos, especialmente el segundo, han marcado la historia de la entidad y en función de ello, mantienen su importancia a partir de ahora.
Entramos en el primer año natural en el que la entidad va a funcionar según los parámetros del proyecto del empresario Peter Lim. No vamos a repetir lo que la llegada del empresario de Singapur ha supuesto para la entidad, lo mucho que ha gustado a algunos y también lo mucho que ha desagradado a otros. Lo importante es lo que se presenta por delante y la necesidad de que el club encuentre estabilidad y una velocidad crucero para aproximarse a sus objetivos deportivos, económicos y sociales.
Esa singladura solo puede llevar a un buen puerto si va acompañada por los vientos favorables de los resultados, mejor dicho, del resultado, el que va más allá del que se obtenga partido a partido y que no es otro que acabar la competición entre los cuatro primeros. Es cierto que para lograrlo hay que pensar primero en lo inmediato, pero también lo es que el equipo no será examinado al final por el rendimiento puntual en determinados encuentros, ni por la imagen que deje en algunos partidos, ni por la calidad o el buen fútbol de sus jugadores. Solo vale estar entre los cuatro primeros y recuperar la vitola de club "Champions".
¿Es posible? Por supuesto que lo es, aunque para ello el equipo debe apostar por defender sin fisuras (en Eibar se cerró el 2014 con un claro ejemplo al respecto) sin olvidar que el Valencia siempre ha logrado sus objetivos a partir de la fortaleza defensiva. Si se garantizan pocos goles en contra (el equipo va en esa línea), la pegada que se espera del actual Valencia puede servir para alcanzar los retos del 2015, el año de la estabilidad y del regreso al primer torneo continental.
El Valencia vive la entrada del 2015 con un equilibrio absoluto entre la importancia de lo deportivo y de lo extradeportivo. El convulso 2014 ha estado marcado por dos circunstancias fundamentales: la no clasificación para las competiciones europeas y la llegada de un nuevo propietario al club. Ambos aspectos, especialmente el segundo, han marcado la historia de la entidad y en función de ello, mantienen su importancia a partir de ahora.
Entramos en el primer año natural en el que la entidad va a funcionar según los parámetros del proyecto del empresario Peter Lim. No vamos a repetir lo que la llegada del empresario de Singapur ha supuesto para la entidad, lo mucho que ha gustado a algunos y también lo mucho que ha desagradado a otros. Lo importante es lo que se presenta por delante y la necesidad de que el club encuentre estabilidad y una velocidad crucero para aproximarse a sus objetivos deportivos, económicos y sociales.
Esa singladura solo puede llevar a un buen puerto si va acompañada por los vientos favorables de los resultados, mejor dicho, del resultado, el que va más allá del que se obtenga partido a partido y que no es otro que acabar la competición entre los cuatro primeros. Es cierto que para lograrlo hay que pensar primero en lo inmediato, pero también lo es que el equipo no será examinado al final por el rendimiento puntual en determinados encuentros, ni por la imagen que deje en algunos partidos, ni por la calidad o el buen fútbol de sus jugadores. Solo vale estar entre los cuatro primeros y recuperar la vitola de club "Champions".
¿Es posible? Por supuesto que lo es, aunque para ello el equipo debe apostar por defender sin fisuras (en Eibar se cerró el 2014 con un claro ejemplo al respecto) sin olvidar que el Valencia siempre ha logrado sus objetivos a partir de la fortaleza defensiva. Si se garantizan pocos goles en contra (el equipo va en esa línea), la pegada que se espera del actual Valencia puede servir para alcanzar los retos del 2015, el año de la estabilidad y del regreso al primer torneo continental.
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