La conquista del torneo sentó las bases del actual proyecto ganador del Atlético
Ganar la Liga Europa no repercute en grandes ingresos ni garantiza volver a un torneo continental, pero reactiva el entusiasmo de la afición con un desplazamiento en masa y relanza la imagen de un Valencia hoy en crisis.
VICENT CHILET | VALENCIA
Un título para rescatar a un club. Perdido en tierra de nadie en la liga e inmerso en un complejo proceso de venta sin fecha definitiva, la Liga Europa aparece en el horizonte del Valencia como una posibilidad tangible y a corto plazo de reactivar la entidad en todas sus escalas. El equipo de Juan Antonio Pizzi ya está en cuartos de final de la competición y se encuentra a sólo cuatro partidos de disputar la final de Turín y con varios rivales directos eliminados en sus cruces de octavos.
A nivel económico la Liga Europa no supone ninguna recompensa considerable. Incluso ni siendo campeón se superan los ingresos, alrededor de los 15 millones de euros con los derechos televisivos incluidos, que reporta una temprana eliminación en la fase de grupos de la Liga de Campeones. Alcanzar una final supone, no obstante, un impulso global para el Valencia. Por un lado, se recupera la autoestima en la afición, que en un contexto complicado y una asistencia media sensiblemente menor a la de hace cuatro años prepararía un desplazamiento en masa a Italia.
La última final, de Copa del Rey y datada en 2008, ya queda lejos y su triunfo no fue celebrado por la mala racha que llevaba el equipo dirigido entonces por Ronald Koeman. Una cita de ese calibre sería también muy beneficiosa en la venta de productos conmemorativos de la final en las tiendas del club.
Una tendencia histórica
Una final europea refrescaría el prestigio internacional del Valencia después de diez años de sinsabores desde la conquista de la Copa de la UEFA en Gotemburgo frente al Olympique de Marsella. También confirmaría una tendencia histórica, la tradición competitiva europea de un equipo que ha sido finalista de todas las competiciones europeas, en distintas décadas y que ha ganado una Recopa, una Copa de la UEFA, dos Supercopas, dos Copas de Ferias y que ha llegado a dos finales consecutivas de la Liga de Campeones. La marca del club, en vísperas de una inminente venta, se fortalecería, por otro lado, con la posibilidad de jugar la Supercopa contra el flamante ganador de la 'Champions'.
Una final europea refrescaría el prestigio internacional del Valencia después de diez años de sinsabores desde la conquista de la Copa de la UEFA en Gotemburgo frente al Olympique de Marsella. También confirmaría una tendencia histórica, la tradición competitiva europea de un equipo que ha sido finalista de todas las competiciones europeas, en distintas décadas y que ha ganado una Recopa, una Copa de la UEFA, dos Supercopas, dos Copas de Ferias y que ha llegado a dos finales consecutivas de la Liga de Campeones. La marca del club, en vísperas de una inminente venta, se fortalecería, por otro lado, con la posibilidad de jugar la Supercopa contra el flamante ganador de la 'Champions'.
Inercia ganadora
Conquistar el título, como se ha repetido en los últimos días, tampoco garantiza volverla a jugar en la temporada siguiente, pero sí devuelve al club a una inercia ganadora. La última era dorada del club comenzó con la victoria en un trofeo de menor entidad en apariencia, como la Copa de 1999 (3-0 contra el Atlético de Madrid), fue el trampolín que llevó al Valencia a jugar en cinco años otras tres finales europeas y a ganar dos ligas.
Conquistar el título, como se ha repetido en los últimos días, tampoco garantiza volverla a jugar en la temporada siguiente, pero sí devuelve al club a una inercia ganadora. La última era dorada del club comenzó con la victoria en un trofeo de menor entidad en apariencia, como la Copa de 1999 (3-0 contra el Atlético de Madrid), fue el trampolín que llevó al Valencia a jugar en cinco años otras tres finales europeas y a ganar dos ligas.
El músculo competitivo de un proyecto que se ve como referencia, el del Atlético de Madrid, arrancó ganando dos ediciones de la Liga Europa en tres años (2010 y 2012 eliminando en ambas al Valencia). Dos triunfos que permitieron renacer la ilusión en la afición rojiblanca, volver a llenar el Calderón, tener mayor visibilidad internacional y, en definitiva, sentar las bases del actual Atlético, vivo en la Champions y peleándole la Liga a Real Madrid y FC Barcelona.
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