Como muy bien sabemos, cuando un equipo de fútbol ficha a un jugador, se le contrata por un año o dos y según evolución, juego y aportación, se le renueva o no. Sota, caballo, rey. Se puede buscar una venta o cesión si el rendimiento no es el esperado, o bien lograr un jugoso traspaso si el futbolista ha hecho bien las cosas.
Pero quiero ir más allá: hablemos de la situación de la actual plantilla del Valencia. Diez jugadores acaban contrato con el club el año que viene y todavía no han sido citados para conocer las intenciones del club y concretar si están 'nominados' o no para abandonar la casa. Hacer caja es importante, porque el dinero hace mucha falta en la entidad. El drama lleva cuando observamos que la actual situación de crisis en todos los aspectos obliga a Amadeo Salvo y colaboradores a prestar más atención a asuntos sociales -el aval, las obras del nuevo estadio, buscar inversores...- que a temas deportivos. Y no está de más recordar que aquí dependemos de que entre la pelotita. Al menos, así lo veo yo. Dudo que el club piense igual.
Muchos de esos jugadores pueden salir en este próximo mercado de invierno y sus agentes ya tienen ofertas para ellos. Las próximas semanas prometen ser ajetreadas y se vienen reunirse con el club ché para concretar concretar cifras y clubes interesados. Eso sí, los movimientos 'gordos' se reservan para el mercado estival.
Diego Alves, Vicente Guaita, Ricardo Costa, Adil Rami, Antonio Barragán, Joao Pereira, Juan Bernat, Éver Banega, Jonas, Hélder Postiga son los hombres que terminan vinculación dentro de año y medio. También el propio míster, Miroslav Djukic, que se juega la reputación de Mestalla en los próximos partidos: no está haciendo bien las cosas y los aficionados lo vemos cada domingo. No nos convencen los once jugadores que saltan al terreno de juego; de hecho, ya estoy cansado del mal juego y de perder partido tras partido sin saber a qué demonios juegan.
Renovar a dichos futbolistas -aunque algunos están verdes en el campo- o morir en el intento con ellos. Ese es el dilema de una entidad que debería esforzarse por hacer las cosas bien y comportarse como un grande Europa. El Valencia lo es, pero no lo demuestra a día de hoy. Y la afición, que no es tonta, cada vez acude menos en procesión a Mestalla porque no tiene confianza en el equipo. O porque las entradas son caras, vaya usted a saber.
La cosa está tan malita que, a día de hoy, no sabría a quien dar continuïdad el año que viene ya que algunos de estos jugadores no son para un club como es hoy el Valencia CF. Se han hecho tantas cosas mal en el apartado de fichajes y ventas que los aficionados que ya no saben de donde se sacará la pasta para cuadrar las cuentas el próximo año. Lo dicho, yo no sabría qué hacer. Por suerte, alguien en el club sí que debe saberlo. Esperemos que espabile y se ponga manos a la obra antes de que el mercado devore a nuestro club.
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