El Valencia alegará la amortización del cargo para no pagar al técnico el finiquito completo
El escueto comunicado con que el Valencia puso fin el lunes por la tarde a la etapa de Braulio Vázquez en el club no será el último capítulo de una historia que está abocada a acabar en los tribunales. En el día después del despido del coordinador de la secretaría técnica -esa esa la categoría laboral que tenía en su contrato-, las posturas están si cabe mucho más equidistantes.
Y no sólo por los miles de kilómetros que separan a los dos grandes protagonistas. Braulio tiene claro que, aunque el club maquille la decisión con el escudo del consejo de administración, está en la calle por expreso deseo de Amadeo Salvo, que fue la persona que, como presidente de la entidad, perdió la confianza en su trabajo... aunque el gallego siempre dudó de que algún día la tuviera. La intención de Vázquez el pasado fin de semana era subirse hoy al avión que trasladará a la expedición valencianista a Suiza para poder charlar mañana con Salvo y aclarar su situación. El despido lo dejará siempre con la duda de qué le hubiera dicho cara a cara el gestor del club. Porque Amadeo Salvo no tiene la intención de volver a hablar con Braulio.
Su última conversación pasará a la historia por la brevedad y frialdad que la caracterizó. El gestor llamó al entonces director deportivo el pasado jueves, nada más salir de la reunión con Wanda, a primera hora de la mañana en España, para ordenarle que se trasladara a Paterna y comunicara a Djukic que se sentaría en el banquillo de Getafe. La puesta de escena del lunes es el primer ejemplo de lo que el presidente quiere para el futuro, aunque no todos los ejecutivos de la entidad tengan claro que es la mejor forma de actuar. El presidente defendió ayer, en las conversaciones privadas que mantuvo con sus consejeros, que la ejecución de las decisiones las tomará a partir de ahora Luis Cervera. «¿Para qué hemos contratado si no a un director general?», argumentó en una de esas comunicaciones. Un discurso que no caló del todo ante la percepción general de que al club le han fallado las formas a la hora de transmitir el despido de Braulio, con el presidente en Doha y justo el día en que se hacía oficial el fichaje del central Rubén Vezo. Curiosamente, en el proceso de captación del portugués que acabó con el acuerdo con el Vitoria de Setúbal no hay fisuras entre Salvo y Braulio. Ambos reconocen que el trabajo del exdirector deportivo ha sido clave para el fichaje de Vezo.
El gallego viajó en varias ocasiones a tierras lusas para recabar informes del central. La última vez que presenció en directo un partido del joven de 19 años fue el 5 de octubre, en Lisboa, en la derrota del Vitoria frente al Sporting por 4-0. De ese viaje, Braulio regresó con un informe de Rubén en el que se destacaba su fortaleza, rapidez y potencial. El Valencia se adelantó en su fichaje a equipos como el Sevilla, que estaban dispuestos a poner 4 millones encima de la mesa pero se encontraron con el acuerdo ya cerrado por 1,65 millones, comisiones incluidas, y el 25% de un posible traspaso para el conjunto portugués. Presidente y exempleado llegaron al entente de que que Vezo está más preparado para jugar en el primer equipo del Valencia que Alberto Tendillo. La ampliación de contrato de Braulio en enero de 2012, con el blindaje de su finiquito hasta el 31 de diciembre de 2016, va a ser el caballo de batalla entre Salvo y Vázquez. Porque ayer le quedó claro al club que Braulio no va a firmar una propuesta de finiquito que estipula tan sólo hasta final del presente año.
El extrabajador del club reclama los aproximadamente 635.000 euros que le restan por cobrar de su contrato, puesto que entiende que en la redacción del mismo está garantizado el cobro íntegro en caso de despido. El club alegará ante los tribunales, si antes no se llega a un acuerdo entre las partes, que ese finiquito del blindaje es nulo porque la entidad amortiza ese puesto de trabajo y nadie firmará una vinculación con el Valencia como coordinador de la secretaría técnica. Si no hay nada, ni nadie, que lo remedie el juzgado será el último y triste capítulo entre Salvo y Braulio. Los abogados del técnico gallego (posee la titulación de entrenador de fútbol desde verano de 2007 en una promoción en la que coincidió con el también exfutbolista del Deportivo de La Coruña Fran) utilizarán en su defensa las declaraciones públicas de Amadeo Salvo en los últimas semanas, donde cada vez que fue preguntado por Braulio defendió el trabajo de su empleado, al que llegó a poner una nota de notable en Radio Marca el 22 de octubre. Unas declaraciones que entran en contradicción con la falta de confianza, argumento utilizado por el club para explicar su despido y que confirmó el propio presidente en la entrevista de Al Jazeera en Doha. Una cita que era importante dentro de la gira comercial que Salvo, Manuel Peris y Louis Vicente Douwens finalizarán hoy en Oriente Medio.
Allí el gestor explicó las bondades de su proyecto ';GloVal';. Pero ese discurso quedó eclipsado por el despido del director deportivo. Una contraprogramación en toda regla. Braulio dedicó el día de ayer a despedirse del cuerpo técnico y los jugadores de la primera plantilla y se desplazó a la ciudad deportiva de Paterna antes de que comenzara el entrenamiento programado a las once. Futbolistas como Parejo, Jonas, Javi Fuego, Ricardo Costa o Feghouli fueron los más afectados por una noticia que les pilló por sorpresa, aunque los jugadores que siguen más de cerca el día a día informativo del club ya se veían venir esa decisión. Tras despedirse de los trabajadores de Paterna, Braulio se dirigió a la sede del club para entregar las llaves del coche oficial. Como suele ocurrir en estos casos solicitó a la entidad poder quedarse el número de teléfono con el que lleva trabajando desde 2008, cuando entró en el Valencia de la mano de Fernando Gómez.
Pero donde se refugió el gallego desde el pasado lunes, cuando recibió en boca de Luis Cervera que dejaba de ser trabajador del Valencia, es en su familia. Y allí, con su mujer e hijos, Braulio comenzó a hacer esa pedagogía que toca representar a todos los trabajadores que se quedan sin su empleo, y más cuando se desempeña fuera de la ciudad de origen. El caso del excoordinador de la secretaría técnica es algo complejo porque uno de sus hijos juega, además con muy buenos informes deportivos de sus entrenadores, en las categorías inferiores del club de Mestalla a sus diez años. En los próximos partidos será un padre más viendo jugar a su hijo. Un refugio que le ha servido en los últimos meses para desconectar de su realidad en el club, sabedor de que desde la entrada de Amadeo Salvo tenía fecha de caducidad. Faltaba la fecha y el presidente se la puso anteayer.
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