J. V. Aleixandre
Se ha complicado la vida Miroslav Djukic, al que se le supone una persona de firmes convicciones y se le ve como un técnico que difícilmente se apea del burro, por lo que ahora se encuentra ante un dilema de difícil solución. En realidad es el propio técnico serbio quien ha provocado esa disyuntiva que tiene ante sí. Los cambios radicales que introdujo en la formación de la otra noche y las buenas artes mostradas por algunos de esos futbolistas, a buen seguro que acrecientan sus dudas en vísperas del envenenado partido que le aguarda mañana en El Madrigal. Pese a la endeblez del St . Gallen, y muy especialmente de la flojera estomacalpor decirlo finamente de su portero, las buenas maneras mostradas por algunos de los futbolistas no habituales en el Valencia, en contraste con las penurias que ofrecen otros que parecen intocables, ponen al entrenador en un brete: ¿repite ante el Villarreal el mismo equipo que viene sacando en la Liga, o echa mano de gente como Parejo, Bernat, Oriol Romeu, Canales, Fede o Alcácer, que tanto mejoraron la imagen del equipo? ¿Sienta a Ever Banega, a Pabón, a Postiga, a Guardado..., que no vienen rindiendo a gran nivel, o por el contrario, muere con sus ideas? (Morir con las botas puestas no deja de ser un ejercicio de honorabilidad castrense, pero un equipo de fútbol no es precisamente un batallón de la muerte. Y al fin y al cabo, lo importante en un partido no es morir sino vencer).
Haga lo que haga, al final Djukic será medido por el resultado que obtenga. Por eso, si gana en Villarreal, le colmarán de parabienes y reconocimientos en menor medida si solo empata, pero también así lo consiga con los once nombres ya consabidos, o recurra a las novedades. No habrá problema. Pero si pierde con los de siempre, las aguas se agitarán aún más y le lloverán palos hasta en su pasaporte serbio. Mientras que si cae con la formación que ahora mismo reclama el pueblo encabezado por los demagogos tertulianos, el técnico saldrá mejor parado, pero el desánimo cundirá por la grada de Mestalla: este equipo no chuta ni con unos ni con otros, concluirá pesaroso el personal.
Así las cosas, mucho mejor optar por una mezcla de ambas. O sea, echar mano de algunos de los jugadores que más destacaron ante los modositos suizos, y prescindir de alguna de las calamidades que se vieron ante la Real. Todo menos enrocarse en posiciones inamovibles. Eso acabará pasándole factura a Djukic que, si, habrá ido hasta el final con sus principios. Coherencia total. Pero también letal. Porque ahí terminará su periplo en el VCF. Y estamos hablando de fútbol. Solamente. Los convencimientos y la ideología hay que guardarlos para asuntos menos pedestres y más solemnes.
http://www.levante-emv.com/deportes/2013/10/26/morir-botas-puestas-morir/1044975.html
Se ha complicado la vida Miroslav Djukic, al que se le supone una persona de firmes convicciones y se le ve como un técnico que difícilmente se apea del burro, por lo que ahora se encuentra ante un dilema de difícil solución. En realidad es el propio técnico serbio quien ha provocado esa disyuntiva que tiene ante sí. Los cambios radicales que introdujo en la formación de la otra noche y las buenas artes mostradas por algunos de esos futbolistas, a buen seguro que acrecientan sus dudas en vísperas del envenenado partido que le aguarda mañana en El Madrigal. Pese a la endeblez del St . Gallen, y muy especialmente de la flojera estomacalpor decirlo finamente de su portero, las buenas maneras mostradas por algunos de los futbolistas no habituales en el Valencia, en contraste con las penurias que ofrecen otros que parecen intocables, ponen al entrenador en un brete: ¿repite ante el Villarreal el mismo equipo que viene sacando en la Liga, o echa mano de gente como Parejo, Bernat, Oriol Romeu, Canales, Fede o Alcácer, que tanto mejoraron la imagen del equipo? ¿Sienta a Ever Banega, a Pabón, a Postiga, a Guardado..., que no vienen rindiendo a gran nivel, o por el contrario, muere con sus ideas? (Morir con las botas puestas no deja de ser un ejercicio de honorabilidad castrense, pero un equipo de fútbol no es precisamente un batallón de la muerte. Y al fin y al cabo, lo importante en un partido no es morir sino vencer).
Haga lo que haga, al final Djukic será medido por el resultado que obtenga. Por eso, si gana en Villarreal, le colmarán de parabienes y reconocimientos en menor medida si solo empata, pero también así lo consiga con los once nombres ya consabidos, o recurra a las novedades. No habrá problema. Pero si pierde con los de siempre, las aguas se agitarán aún más y le lloverán palos hasta en su pasaporte serbio. Mientras que si cae con la formación que ahora mismo reclama el pueblo encabezado por los demagogos tertulianos, el técnico saldrá mejor parado, pero el desánimo cundirá por la grada de Mestalla: este equipo no chuta ni con unos ni con otros, concluirá pesaroso el personal.
Así las cosas, mucho mejor optar por una mezcla de ambas. O sea, echar mano de algunos de los jugadores que más destacaron ante los modositos suizos, y prescindir de alguna de las calamidades que se vieron ante la Real. Todo menos enrocarse en posiciones inamovibles. Eso acabará pasándole factura a Djukic que, si, habrá ido hasta el final con sus principios. Coherencia total. Pero también letal. Porque ahí terminará su periplo en el VCF. Y estamos hablando de fútbol. Solamente. Los convencimientos y la ideología hay que guardarlos para asuntos menos pedestres y más solemnes.
http://www.levante-emv.com/deportes/2013/10/26/morir-botas-puestas-morir/1044975.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario