HÉCTOR GÓMEZ. HOY El técnico serbio llegó asegurando que su Valencia CF pelearía por todos los títulos. Sin embargo, en cuatro jornadas está a siete puntos de la Champions y empieza a generar dudas en su plantilla
3. No ha asentado una defensa: Uno de los grandes problemas de las últimas temporadas. Ha variado cuatro veces de lateral izquierdo y en la cuarta jornada ha decidido variar la pareja de centrales, cuando una de sus máximas es no tocar los centrales si no es por sanciones o lesiones, porque los centrales necesitan mecanismos de trabajo y lograr automatismos, algo que según él sólo se consigue a base de jugar muchos partidos juntos.
VALENCIA.
Miroslav Djukic aterrizó en Valencia convencido de que su Valencia CF competiría por todos los títulos. No era un mensaje al aire, ni populista, en busca de generar ilusión, de verdad lo creía. Su argumento era sencillo: "Si he podido competir con el Valladolid de tú a tú contra cualquiera, con el Valencia tengo que pelear por ser campeón", le decía el serbio a cualquiera que le preguntaba por su ambicioso mensaje.
Ahora, sólo tres meses después el serbio se encuentra con los primeros problemas serios de la temporada. Su equipo no carbura, no transmite y ha perdido tres de las cuatro primeras jornadas de la Liga, igualando el peor arranque de los últimos catorce años.
Ese mal inicio del Valencia no tiene un único motivo, ni dos, ni tres, se debe a un cúmulo de errores.
1. Su equipo no se ha creído el discurso de pelear por todo: La plantilla en ningún momento se ha creído el discurso inicial del entrenador. Djukic aseguró desde el principio que el equipo podía pelear con Real Madrid y Barcelona en la Liga española.
Sin embargo, su plantilla no se lo creyó. Buena parte de la plantilla cree que aquel mensaje era irreal y que hoy en día competir con Barcelona y Real Madrid es prácticamente imposible. Ese fue el primer punto desacuerdo entre el mister y su plantilla.
2. Le ha pedido al equipo un futbol que no tiene: Desde el primer día Djukic aseguró que quería un equipo protagonista, que tuviera la pelota y que buscará a su rival.
Sin embargo, desde el primer día no ha asentado un centro del campo fijo que se sienta titular. En los primeros tres partidos apostó por un trivote en el que estaban Javi Fuego y Míchel, dos jugadores que difícilmente pueden darte posesión y protagonismo en un partido, ya que sus cualidades son otras bien diferentes.
En Sevilla se decantó por Oriol y Parejo junto a Banega, único que lo ha jugado todo, y el equipo tuvo menos la pelota que en las anteriores jornadas. Ahora barrunta cambiar el sistema.
3. No ha asentado una defensa: Uno de los grandes problemas de las últimas temporadas. Ha variado cuatro veces de lateral izquierdo y en la cuarta jornada ha decidido variar la pareja de centrales, cuando una de sus máximas es no tocar los centrales si no es por sanciones o lesiones, porque los centrales necesitan mecanismos de trabajo y lograr automatismos, algo que según él sólo se consigue a base de jugar muchos partidos juntos.
4. Siempre varía las bandas: El serbio ha variado todas las semanas los extremos del equipo inicial. Empezó la Liga ante el Málaga con Fede y Viera en las bandas y ahora uno está en el Rayo Vallecano, y otro no ha vuelto a entrar en una lista. Feghouli, Canales, Jonas y Pabón han alternado en los siguientes partidos, pero ninguno de ellos ha cuajado un partido ni siquiera notable.
5. Cambio de discurso: El mister fue muy duro con sus jugadores después de la derrota y la mala imagen en Cornellà. Sin embargo, el discurso, que escoció a los jugadores, fue muy diferente al que luego pronunció en privado a los futbolistas.
De hecho, el técnico ha variado sus exigentes declaraciones y tanto después de la derrota frente al Barcelona, como después del ridículo en Sevilla ha defendido a su plantilla. Algo inexplicable, sobre todo tras la pobre imagen que dejó el equipo en el Villamarín.
Parte del vestuario no entendió que Mathieu fuera titular tras rajar en público, ni entendió que Rami entrará en el once en pretemporada después de quejarse.
El serbio llegó a Valencia con unas expectativas altísimas que ilusionaron a Mestalla, pero apenas en cuatro jornadas esa ilusión se ha evaporado. El único camino para revertir la situación pasa porque Djukic apueste por un sistema, por un equipo y le de continuidad, algo que en las primeras jornadas no ha hecho.
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