JOAN CARLES MARTÍ
Ni el valencianismo más escéptico esperaba una crisis tan temprana. Aunque la mayoría silenciosa asistía incrédula al festival pirotécnico de Martínez, Salvo y Djukic, el equipo daba suficientes garantías tras el final del curso pasado. Hasta que la pelota corrió. Ahora es fácil culpar a los jugadores, pero muchos demostraron su mejor versión con Valverde, y otros llegaron con muchas expectativas, espoleadas desde el propio club. Poner los focos en los futbolistas es absolver al presidente, secretario técnico y entrenador. Salvo ha desatendido el equipo. Tuvo que hacer marcha atrás con Soldado cuando comprobó que no era tan fácil como creía vender a Rami, Alves, Piatti yJonas. Eligió a Djukic cuando todavía no era presidente y Valverde aún tenía despacho en Paterna. Aunque lo más grave fue mantener a Braulio Vázquez. Dice ahora que se equivocó en su juicio previo, pero antes lo quería poner a barrer las oficinas. Lo que demuestra que el proyecto deportivo de Salvo se parece a una montaña rusa.
Sin plan deportivo. El Valencia tiene para cada solución un problema, en vez de afrontar una planificación deportiva acorde con la categoría y palmarés del club. Salvo se ha puesto de escudo a Vázquez, al primero que destituirá si los resultados empeoran, mientras el equipo baja de calidad cada curso. El secretario técnico ha sido incapaz de resolver la baja de Albelda con criterio. Calló cuandoLlorente no quiso pagar lo que pedía Fernando Roig por Bruno, y también cuando estaba convencido que Iborra crecería en Mestalla, porque Salvo tampoco quiso incomodar a Cristóbal Grau, el concejal que lo aupó a la presidencia y que no estaba dispuesto a enemistarse con el Levante UD. Que Bruno e Iborra no sea la pareja de mediocentros esta tarde es culpa de Vázquez, Llorente y Salvo, por ese orden.
Un técnico confundido. Djukic prometía. Nadie le tenía que explicar que es el Valencia, pero sus métodos son para equipos de media tabla para abajo. Se le ve muy inseguro, con un sistema indefinido y con una defensa coladero, la línea más débil del equipo, porque se ha empeñado en darle la responsabilidad a Ricardo Costa, un jugador muy limitado en su posición pese a su compromiso. La continuidad de la pareja de centrales se antoja clave para cualquier proyecto que se precie, y en estos momentos Rami y Mathieu son los mejores.
Poco a poco. El Valencia necesita tiempo para mejorar. El calendario es su principal enemigo, y el mejor aliado sería que Salvo y compañía abandonen los fuegos artificiales. Djukic saldrá reforzado si arregla este desaguisado, si encima deja la prepotencia yugoeslava y el peloteo valenciano, mejor.
http://www.levante-emv.com/deportes/2013/09/19/asumir-errores-salir-flote/1033963.html
Ni el valencianismo más escéptico esperaba una crisis tan temprana. Aunque la mayoría silenciosa asistía incrédula al festival pirotécnico de Martínez, Salvo y Djukic, el equipo daba suficientes garantías tras el final del curso pasado. Hasta que la pelota corrió. Ahora es fácil culpar a los jugadores, pero muchos demostraron su mejor versión con Valverde, y otros llegaron con muchas expectativas, espoleadas desde el propio club. Poner los focos en los futbolistas es absolver al presidente, secretario técnico y entrenador. Salvo ha desatendido el equipo. Tuvo que hacer marcha atrás con Soldado cuando comprobó que no era tan fácil como creía vender a Rami, Alves, Piatti yJonas. Eligió a Djukic cuando todavía no era presidente y Valverde aún tenía despacho en Paterna. Aunque lo más grave fue mantener a Braulio Vázquez. Dice ahora que se equivocó en su juicio previo, pero antes lo quería poner a barrer las oficinas. Lo que demuestra que el proyecto deportivo de Salvo se parece a una montaña rusa.
Sin plan deportivo. El Valencia tiene para cada solución un problema, en vez de afrontar una planificación deportiva acorde con la categoría y palmarés del club. Salvo se ha puesto de escudo a Vázquez, al primero que destituirá si los resultados empeoran, mientras el equipo baja de calidad cada curso. El secretario técnico ha sido incapaz de resolver la baja de Albelda con criterio. Calló cuandoLlorente no quiso pagar lo que pedía Fernando Roig por Bruno, y también cuando estaba convencido que Iborra crecería en Mestalla, porque Salvo tampoco quiso incomodar a Cristóbal Grau, el concejal que lo aupó a la presidencia y que no estaba dispuesto a enemistarse con el Levante UD. Que Bruno e Iborra no sea la pareja de mediocentros esta tarde es culpa de Vázquez, Llorente y Salvo, por ese orden.
Un técnico confundido. Djukic prometía. Nadie le tenía que explicar que es el Valencia, pero sus métodos son para equipos de media tabla para abajo. Se le ve muy inseguro, con un sistema indefinido y con una defensa coladero, la línea más débil del equipo, porque se ha empeñado en darle la responsabilidad a Ricardo Costa, un jugador muy limitado en su posición pese a su compromiso. La continuidad de la pareja de centrales se antoja clave para cualquier proyecto que se precie, y en estos momentos Rami y Mathieu son los mejores.
Poco a poco. El Valencia necesita tiempo para mejorar. El calendario es su principal enemigo, y el mejor aliado sería que Salvo y compañía abandonen los fuegos artificiales. Djukic saldrá reforzado si arregla este desaguisado, si encima deja la prepotencia yugoeslava y el peloteo valenciano, mejor.
http://www.levante-emv.com/deportes/2013/09/19/asumir-errores-salir-flote/1033963.html
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