La afición del Valencia le responsabiliza de no haber sabido traer a Gio cuando la economía del club no permite ahora ni una sola alegría El director deportivo del Valencia vive sus horas más bajas
C. VALLDECABRES | VALENCIA..-
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Cuando Damià Vidagany, siguiendo el guión habitual, presentó micrófono en mano a Braulio Vázquez, ni de lejos se podía imaginar la reacción que tuvieron algunos aficionados. Ni lo pensaba Vidagany, el ejecutivo que más áreas agrupa ahora con el nuevo diseño efectuado por Salvo, ni por supuesto el propio Braulio. La gente había acudido a Mestalla para ver a Oriol Romeu pero un sector de la grada aprovechó el momento para airear, ante Amadeo Salvo, su postura contra el director deportivo valencianista. Los silbidos y algún que otro abucheo fueron más que aparentes.
Braulio aguantó el tiroteo pero bajó minutos después del escenario tremendamente tocado. Había que ver su cara cuando posaba para las fotos y también más tarde en el interior del palco vip. Ni tan siquiera bajó al césped para acompañar a Oriol Romeu que en esos instantes estaba radiante junto a Salvo y Baraja. Esta ha sido la primera demostración pública de carácter hostil que ha sufrido el director deportivo del Valencia en los cinco años que lleva trabajando para el club. Aterrizó en 2008 de la mano de Fernando Gómez y tras la amortización de éste se quedó él para pilotar la nave en solitario. Llorente lo quiso así.
Lo curioso es que los silbidos del viernes llegaron apenas un par de horas después de que el Valencia hiciera oficial el nuevo organigrama profesional del club. En la segunda línea de ese comunicado, por debajo del departamento comercial y de marketing cuyo director todavía no está designado, figuraba el apunte de la dirección deportiva. Braulio sigue al frente de la parcela más popular, también la más apetecible pero, sin duda, la más peligrosa del Valencia.
El problema para Braulio es que con Salvo aún de patrono, éste ya se encargó de enviarle algunos proyectiles contundentes cuando se quejó del despilfarro que supone ver jugadores del coste de Víctor Ruiz y Piatti, por ejemplo, en el banquillo. Con cuatro años más de contrato, la duda estaba en saber si Salvo metería a Braulio en ese exhaustivo programa de limpieza que ha hecho en todas las parcelas del club, aunque curiosamente desde dentro los ';nuevos'; no lo consideran abusivo. «Y eso que dijeron que no iban a entrar como elefante en una cacharrería», confiesa un empleado de la entidad.
«Braulio está sentenciado pero caerá cuando el equipo reciba las primeras críticas. Es la protección que le queda ahora Amadeo Salvo». Así se pronunciaba un exconsejero del Valencia con suficiente experiencia para hablar con conocimiento de causa de lo que se suele cocer en la trastienda de un club como éste y tras enterarse de lo que había pasado en la tribuna de Mestalla.
Braulio vive las horas más bajas desde que está en el Valencia. Y él lo sabe. En un verano de angustia económica, siente que la afición le responsabiliza de cuestiones como la de no haber podido enganchar al mallorquinista Gio, por ejemplo. Pero el Valencia ni ha podido fichar a Gio ni a otros como Iago Aspas que se quedaron por el camino.
El reto ahora de Braulio, al que le espera un año cuesta arriba, es el de conseguir que salgan los Valdez, Piatti, Rami, Gago y uno de los dos porteros. Se ha quedado sin apoyos.
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