El club entraría en un concurso de acreedores de facto si el principal acreedor pasa a dominar las acciones
14.03.2013 | 01:51
V. CHILET | VALENCIA
El principal temor en el Valencia es que la renegociación del préstamo de 219 millones con Bankia, y cuyas negociaciones parecían muy avanzadas, quede perjudicada con el nuevo cambio de escenario, una vez liberada la Generalitat Valenciana de sus funciones en la Fundación, máxima accionista del club con un 70 % de las acciones.
El consejo de administración valencianista se reunirá hoy en un encuentro en el que estaba previsto que Manuel Llorente informase al resto de directivos de las conversaciones para renovar a Ernesto Valverde. Ahora, con el nuevo escenario accionarial, el presidente valencianista deberá atender todos los nuevos interrogantes. A su finalización Llorente ofrecerá sus primeras declaraciones desde la aparición de la sentencia.
Desde el club se reitera que el funcionamiento de la entidad no se va a ver alterado. Más dudas siembra la negociación con la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri. El temor en el club es que Bankia, principal afectada en el fallo judicial, imponga condiciones más duras que las que estaban cerca de culminar. Casi con total probabilidad no se llegará a un acuerdo antes del 26 de marzo y las dos partes se darán otro plazo de tiempo para continuar conversando. Una nueva prórroga, tal como indican fuentes financieras consultadas por este periódico, podría interpretarse como una señal de pesimismo, ya que de no cerrar un pacto antes de agosto, si Bankia acaba asumiendo el control accionarial en el verano ya no existiría negociación alguna.
De hecho, el Valencia podría entrar en un concurso de acreedores de facto. No de forma oficial, porque no se reúne la concreción jurídica y porque el Valencia hace frente a la totalidad de los pagos que adeuda. Además, la ley concursal pondría a la institución al borde de su liquidación. Pero sí se daría la misma situación de clubes intervenidos, donde coge el mando el acreedor y las decisiones se toman para resguardar sus derechos, que pasarían por recuperar el capital invertido. Las cuentas pasarían por un control estricto por parte de una "troika" que dominaría la entidad. Incluso la independencia de órganos como la Fundación o el mismo consejo de administración se verían afectadas.
La reducción de gastos tendría que equilibrarse en una delicada ecuación por la que el equipo no perdiera potencial. El éxito deportivo es una de las claves para garantizar la entrada de dinero. En las últimas temporadas, el Valencia ha equilibrado su cuenta de resultados, reducido su deuda y ha atendido los 14 millones anuales de intereses de su deuda bancaria con los beneficios obtenidos conjuntamente por la venta de futbolistas y por su frecuente participación en la Liga de Campeones.
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