En plena campaña de búsqueda de inversores, el consejo del Valencia se pone las pilas para encontrar comprador del viejo solar
C. V. | VALENCIA..-
El viejo Mestalla, en la zona de taquillas. / Jesús Signes
Parece que todos se han puesto las pilas, al menos sobre el papel. Los de dentro y los de fuera. Si hace varias semanas Antonio Sesé confesaba a LAS PROVINCIAS que, pese a su condición de exconsejero, se ha propuesto salir a la búsqueda de un inversor -objetivo que desde tiempo atrás también persiguen Fernando Gómez y Alfonso Rus-, en el consejo de administración del Valencia se maneja desde hace días el interés de una empresa internacional por el solar de Mestalla.
En realidad su pretensión no sería adquirir toda la pastilla de suelo del viejo estadio, sino sólo la superficie que estaría destinada a uso comercial -mucho menor-, porque es en lo que está verdaderamente interesado este grupo empresarial que, según fuentes del propio Valencia, ofrece todo tipo de garantías en cuanto a su prestigio y fiabilidad económica.
Por supuesto, en el club consideran que se está todavía en una fase embrionaria y que hay mucho de lo que hablar en las próximas fechas. De hecho ya se han iniciado las primeras conversaciones para que los responsables de esta firma extranjera conozcan con todo detalle qué posibilidades existen cuando el estadio desaparezca.
Hay que recordar que esta parcela del campo ha sido la responsable, por decirlo de alguna manera, de que el Valencia se encuentre económicamente tan agobiado y con el nuevo Mestalla paralizado por falta de liquidez. Es más, provocó la caída de Vicente Soriano, un presidente que empeñó su palabra al asegurar en numerosas ocasiones -como también hiciera anteriormente Juan Soler- que tenía comprador. Soriano llegó a presumir de tener encima de la mesa tres ofertas de más de 300 millones de euros y ante la asamblea de accionistas mostró documentos de un supuesto inversor. Todo quedó en nada.
El Valencia, posteriormente, encargaría a la empresa Richard Ellis que saliera al mercado a la caza de un comprador. A lo máximo que se llegó fue a los 175 millones de euros. Ahora, tras surgir esta buena predisposición a adquirir una parte del solar, quizá lo de encontrar alguien que quiera quedarse con la zona de uso residencial puede ser algo más asequible. Eso creen.
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