El fútbol inglés vuelve a llamar a la puerta del delantero, esta vez bajo la amenaza de pagar la cláusula de rescisión
A. BADILLO | VALENCIA..-
El Valencia necesita hacer caja y la crisis del ladrillo deja pocas vías alternativas a la venta de futbolistas. Sin embargo, a la larga puede resultar más rentable rechazar buenas ofertas por jugadores clave que adelgazar de talento la plantilla a costa de quedar fuera de los puestos de acceso al potosí de la Champions. Bajo esta premisa, el club cerró en el reciente mercado de invierno la puerta de salida para dos de los principales referentes blanquinegros: Roberto Soldado y Adil Rami.
La delicada situación económica del Valencia, que renegocia contrarreloj su crédito de 200 millones con Bankia días después de que el Consell haya adquirido de facto la propiedad, lo convierte en pieza fácil en el mercado. Aun así, la oferta que llegó a las oficinas del club por su goleador y emblema no fue precisamente a la baja. El valenciano tiene un excelente cartel en Inglaterra y la Premier ha vuelto a lanzar sus redes. Segundo intento fallido. ¿Habrá más?
Si en verano el interés del Tottenham no pasó de una mera toma de contacto, ante la negativa de Llorente a vender a un jugador recién renovado, ahora la cosa ha ido a mayores. La posición de la entidad no ha cambiado, pero esta vez sí se habló de cifras. Incluso estuvo sobre la mesa la posibilidad de abonar la cláusula de rescisión de Soldado, fijada en 30 millones de euros. A la voluntad del delantero, que no quiere abandonar Valencia salvo que el club se lo pida, se unió la decisión de Llorente. El presidente, en su momento más bajo de popularidad, no puede ahora suicidarse deportivamente. De ahí que rechazara incluso negociar por esa cantidad, lo que a efectos prácticos obligaba al comprador a convencer al goleador y luego acudir a las bravas a la Liga de Fútbol Profesional. No es una simple maniobra de cara a la galería, ya que ello encarece sobremanera el fichaje. Impone el pago del IRPF y convierte en oficial el precio de la operación, impidiendo que los clubes puedan enmascarar parte de su desembolso de cara a la opinión pública y el fisco.
Braulio Vázquez, director deportivo del Valencia, admitió este verano en una entrevista concedida a LAS PROVINCIAS que llegó a temer seriamente por la marcha de Soldado al Tottenham. Pocos meses después, el balón ha vuelto a ir al palo. Es el aroma al que deberá acostumbrarse la afición en los próximos meses. Llorente ya advirtió, tras el fracaso del acuerdo con Newcoval, que el Valencia se verá obligado a acentuar su condición de club vendedor. En la rampa de salida está Jonas, aunque la música de viento de Mestalla hace pensar que el adiós del brasileño no generará demasiado revuelo. Su situación es comparable a la de valores inestables como Banega o Tino Costa. Pero sería difícil de digerir la venta de Soldado. Y, en menor medida, la de Adil Rami. Al menos eso piensa Llorente a tenor de los movimientos en el mercado de invierno. Mientras rechazaba la oferta por el delantero, también existió la posibilidad de dar salida al central, quien mantiene su cotización internacional, como ya pudo comprobar Braulio en verano. Ensombrecido en el arranque de la temporada por la sobriedad de Ricardo Costa, el francés ha mejorado sus prestaciones.
Fuentes del Valencia admitían ayer las ofertas por ambos jugadores, que alcanzaron un montante conjunto de 50 millones de euros. Como ocurre con Soldado, el club ha vuelto a decir 'no' a la salida del zaguero. Otro balón al palo.
El que entrará por toda la escuadra es el de Diego Alves. El Valencia ya ha deshojado la margarita de la portería. Después de buscar la convivencia imposible entre dos talentos como el arquero brasileño y Vicente Guaita, al final el elegido será el chico de la casa. Por juventud, seguridad y la evidencia de que en tiempos de crisis no hay apuesta más segura y popular que la de la cantera. Queda una intensa primavera para revalorizar a Alves.
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