El club asume que esta vía es la única para competir en igualdad con los otros aspirantes a disputar la Champions como Atlético o Sevilla
A. BADILLO/M. RODRÍGUEZ | VALENCIA..-
Para competir con los grandes, habrá que emplear sus mismas armas. El Valencia sopesa por primera vez en su historia recurrir a fondos de inversión para fichar futbolistas, mecanismo que empleó el Atlético de Madrid en la contratación de Falcao y que está muy extendido en clubes como el Sevilla o en todo el fútbol sudamericano. Aunque hasta ahora se ha tratado de huir de una estrategia que encierra muchos riesgos, en las oficinas blanquinegras se empieza a asumir que, con más de 350 millones de euros de deuda acumulada, no queda otro camino si se pretende conformar una plantilla acorde a las exigencias de una entidad como el Valencia.
La fórmula es sencilla. Ante un hipotético fichaje fuera de las posibilidades económicas del club, se negocia con un fondo de inversión para que él asuma parte de ese desembolso. Y así se llega por ejemplo a situaciones como la de Neymar, de quien el Santos sólo es propietario del 60% de su pase. De este modo se explica, por ejemplo, que el Atlético, con una deuda estratosférica, pudiera vestir de rojiblanco hace dos veranos al mejor delantero centro del mundo pese a su desorbitado precio (40 millones).
El Valencia lleva ya tiempo evitando acogerse a esta herramienta financiera, al entender que los fondos de inversión son pan para hoy y hambre para mañana. En definitiva, recurrir a ellos siempre termina generando un coste económico adicional, porque lógicamente han sido concebidos para ganar dinero.
En resumen, imponen a la entidad con la que alcanzan un acuerdo el compromiso de 'mover' al futbolista en un plazo de tiempo estipulado, bien traspasándolo a otro equipo, bien recomprando al fondo el porcentaje de su participación. Y cualquiera de las dos alternativas van gravadas con un interés del 10% de los beneficios que generase la operación al club en cuestión.
También se puede recurrir a fondos de inversión para venderles parte de los derechos de un futbolista de tu propia plantilla, lo que a la postre terminaría siendo una especie de préstamo encubierto.
Un riesgo adicional viene de la propia UEFA, inmersa en una cruzada para tratar de acabar con una dinámica cada vez más generalizada en tiempos de crisis. El organismo que preside Michel Platini considera que los jugadores compartidos acaban generando intereses difíciles de controlar y que pueden atentar contra la pureza de la competición, por lo que negocia su prohibición con la FIFA.
Y es que no tendría sentido arrebatar esta herramienta financiera a los clubes europeos, mientras en las ligas sudamericanas, como las cada vez más pujantes argentina y -sobre todo- brasileña, esta práctica siga apareciendo como algo cotidiano. Por ejemplo, Gustavo Cabral llegó al Levante la temporada pasada cedido por el fondo inversor que poseía sus derechos federativos.
En aquella ocasión, esta entidad pretendía dar a conocer al futbolista en España, por lo que de entrada no firmó ningún interés con el club granota. Eso sí, en el contrato de cesión introdujo una opción de compra de un millón de euros. El argentino rindió a buen nivel y el Levante quiso comprarlo en propiedad, pero no por una cantidad prohibitiva para su economía. Cuando ya tenía encarrilado el acuerdo con el futbolista, el propietario de sus derechos federativos decidió vendérselo al Celta, no por el millón, sino por poco más dinero del que ofertaba la entidad de Orriols.
A otros clubes no les ha ido tan mal, al menos por ahora, recurrir a los fondos de inversión. Mientras el Atlético ha echado mano de esta fórmula para contar con Falcao cuando vendió a Agüero, el Sevilla la ha convertido en una práctica habitual. La entidad hispalense tiene una deuda reconocida de 49 millones de euros. A pesar de en teoría ser un agujero muy inferior al del Valencia, el presidente Del Nido se ha visto obligado a vender sistemáticamente a sus principales estrellas. A cambio, desde la temporada pasada, han llegado futbolistas de los que no tiene el 100% de los derechos: primero Babá y esta misma campaña, Botía y Kondogbia, por ahora el que mejor rendimiento ha dado.
Ahora Llorente se plantea una fórmula que limita el riesgo a cambio de renunciar prácticamente a cualquier beneficio económico si un jugador despunta en Mestalla. Por contra, el Valencia podría elevar el nivel deportivo con un desembolso mucho menor.
Por ejemplo, el fichaje de Iago Aspas está bastante encarrilado. El Valencia deberá desembolsar los diez millones de su cláusula al Celta. En caso de no disponer de ese dinero, el club de Mestalla podría recurrir a un fondo de inversión.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2013-02-26/valencia-abre-puerta-fondos-20130226.html
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2013-02-26/valencia-abre-puerta-fondos-20130226.html
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