El consejo titubea cada vez más sobre su continuidad y en la Generalitat se contemplan todas las hipótesis
C. V. | VALENCIA..-
La Fundación ya sabe que cambiará de presidente. El Valencia no... de momento. A Manuel Llorente se le empieza a encoger el ciclo que lo puso al frente en junio de 2009. De la misma forma que ya se han convertido casi en un ritual los cánticos en Mestalla en su contra, también sus más allegados empiezan a titubear seriamente sobre él. No ya cuando se les pregunta por la continuidad de Llorente más allá de esta temporada, sino si se les plantea la opción de que pueda despedirse incluso antes de acabar el curso. Eso sí, para amortiguar este último golpe se elige el condicional: «Debería seguir hasta junio».
Pero conociendo el carácter reservado del protagonista sobre un tema de tanta envergadura como éste, nadie se atreve a pronunciarse con claridad. Todos, eso sí, coinciden en señalar un aspecto: «Está muy tocado». No es la primera vez que se habla de la cascada de acontecimientos que agujerean esa dosis de firmeza que siempre ha querido transmitir Llorente en los diversos cargos que ha ocupado en este club. En lo deportivo la cosa no acaba de arrancar; en lo social sólo hay que ver cómo no se llenó Mestalla el domingo pese al rival, y en lo económico ya se sabe que, aunque la deuda se ha rebajado, ni se ha vendido las parcelas ni se ha pagado por lo tanto a Bankia ni se ha acabado el estadio y, para postre, la Fundación ha fracasado en su intento de taponar el agujero del préstamo.
Un compañero de consejo reflexionaba esta misma semana en el club en presencia del propio Llorente: «No sé cómo puedes aguantar». El escenario para el presidente ha cambiado radicalmente y se manejan dos versiones diferentes que vienen a indicar que las cosas están más embarulladas de lo habitual. Mientras el propio círculo de Llorente ha llegado a asegurar que a Alberto Fabra, presidente de la Generalitat, le causaría un quebradero de cabeza importante el hipotético cese del dirigente, en los pasillos de la propia Generalitat se desliza precisamente justo lo contrario, hasta el punto de que algunas voces han llegado a decir que verían con agrado que Manuel Llorente cediera el paso, más aún si tiene el futuro asegurado en la LFP, como avanzó LAS PROVINCIAS.
Está claro que las hostilidades de Mestalla hacen mucha mella en cualquiera, pero también tiene su importancia el hecho de que Bankia haya decidido abiertamente negociar ya de lleno con el Consell los problemas económicos del club, cuando hasta hace poco el que iba al banco a negociar era Llorente.
En medio de esta coyuntura hay que observar la oportuna aparición en la escena de Fernando Gómez. Su caso es especial. Dice no tener el respaldo institucional -pese a haber desempeñado en su día el cargo de director general del Deporte con el PP- pero se deja querer al haber dicho públicamente de que él puede traer la solución económica definitiva para el club.
A la búsqueda de esa solución se ha puesto en marcha también Alfonso Rus, presidente de la Diputación y hace algunos años candidato a la presidencia. Rus no sólo tiene en el cajón de su escritorio un proyecto sino también la misión de encontrar comprador para las acciones de la Fundación. Eso sí, entre Fernando y Rus hay una diferencia de posturas. Mientras el primero hace palanca abiertamente para desalojar a Llorente, el segundo no hará movimientos salvo que exista un vacío en la presidencia.
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