El equipo blanquinegro sacó los dientes, afinó el instinto y, lo más importante, se puso a jugar| Diego Alves, Gago y Tino Costa sujetaron a los de Pellegrino en los momentos difíciles y Soldado se redimió con un revitalizante triplete
TONI CALERO | VALENCIA.-
BATE | 0 |
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VALENCIA | 3 |
BATE Borisov: Gorbunov, Polyakov, Simic, Filipenko, Bordachev, Liktarovich (Sivakov, m.53), Volodko (Bressan, m.76), Olekhnovich, Hleb, Pavlov (Mozalevski, m.67) y Rodionov.
Valencia: Diego Alves, Joao Pereira, Rami, Ricardo Costa, Cissokho, Gago, Albelda (Banega, m.72), Tino Costa, Feghouli (Barragán, m.82), Soldado (Jonas, m.77) y Guardado.
Goles: 0-1, m.45: Soldado, de penalti. 0-2, m.55: Soldado. 0-3, m.68: Soldado.
Árbitro: Craig Thomson (SCO). Amonestó por el BATE a Simic y Pavlov y por el Valencia a Soldado y Albelda.
Incidencias: partido disputado en el estadio del Dinamo de Minsk. Terreno de juego en aceptables condiciones.
TONI CALERO | VALENCIA.-
Sufrió el Valencia ante el Athletic, pero valió la pena ganar cómo ganó: sobreviviendo, en el último segundo. Se definió la victoria como un punto de inflexión, una alegría necesaria que llevarse un cuerpo tambaleante y débil. Superado el momentáneo clímax liguero, afrontaba Pellegrino el todo o nada en la Champions League. Caer ante el frío BATE Borisov hubiera supuesto vivir contra las cuerdas el resto de competición. Pero no. El Valencia sacó los dientes, afinó el instinto y, lo más importante, se puso a jugar.
No hay quién personalice mejor el resurgir de los blanquinegros como su capitán. Soldado llevaba semanas perdiéndose en guerras absurdas, con el punto de mira desenfocado y los demonios propios de un ariete rondándole. Las rachas. Y Soldado se agarra a ellas con fuerza, las buenas y las malas. Ayer se desquitó de un inicio de temporada flojo. A lo grande. Primero definió el penalti que él mismo provocó; luego bajó del cielo un balón para transformarlo en cohete imparable; luego juegueteó con Tino para marear a la defensa del BATE y finiquitar el partido.
Al principio, el Valencia quiso más. Presionó bien arriba la salida de balón, secó a Hleb y Rodionov, máximos peligros de los bielorrusos. Sólo la falta de acierto de Soldado impidió que se adelantara en el marcador. Los siete cambios respecto al duelo frente al Athletic le habían sentado bien: ingresó Alves (prodigioso de nuevo) por Guaita, Ricardo Costa sustituyó a Víctor Ruiz, Cissokho y Joao Pereira ocuparon los laterales... Sorprendió que Pellegrino apostara por Albelda, Tino y Gago para el centro del campo, pero la acumulación de músculo generó muchas dudas al BATE.
En los últimos quince minutos del primer acto se temió lo peor. Los contragolpes de los locales iban cargados de veneno y el Valencia empezó a sufrir en defensa. Nada alarmante, pero los precedentes ennegrecían los presagios. La jugada clave del partido fue el penalti a Soldado al filo del descanso. El 0-1 ayudó a reforzar el plan ideado por Pellegrino. Y de ahí hasta el final, el Valencia fue un Valencia con mayúsculas.
De repente, todo funcionaba a la perfección. Hubo compromiso en defensa, inteligencia para abrir el campo cuando el BATE se lanzó a por el empate, capacidad para encontrar a Soldado y ejecución. El segundo fue un chicharro en toda regla. Buscó Guardado (el más flojo en el Valencia) al capitán y le encontró. El balón, sin tocar el suelo, entró como un obús. Ya nadie ponía en duda la victoria visitante, con un Alves puntualmente magistral y un Gago cuya relevancia en este Valencia no se discute.
Y Tino. Apareció ante el Athletic y volvió a hacerlo ayer. Cada vez con más incidencia en el juego, su punto flaco desde que aterrizó en Mestalla. El tercer tanto fue un tuya-mía con Soldado prodigioso. Pudo marcar él, pero sólo se atreve desde fuera del área. El botín no es poca cosa: líder de grupo empatado a puntos con Bayern y BATE. Con todas las opciones para estar en octavos de la Champions, el mínimo exigible para un Valencia que parece recuperar las constantes vitales.
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