DIEGO PICÓ • VALENCIA
El nuevo Valencia de Mauricio Pellegrino es el más internacional de la historia. Poco futbolista español y un buen número de nacionalidades mezcladas con el fin de hacer un equipo competitivo y que luche por títulos. A esta situación se ha llegado en sólo cuatro veranos. Tres temporadas que han servido para vender todo el producto nacional que asombró a media Europa y rebajar de forma considerable la deuda heredada.
Las ventas empezaron con el traspaso de Raúl Albiol al Real Madrid hace cuatro años por 15 millones de euros. En ese momento se abrió la veda. El último ha sido Pablo Hernández -7 millones al Swansea- para cerrar un total de 12 futbolistas nacionales y 159 millones de euros en traspasos.
Un portero, cuatro defensas, tres centrocampistas y cuatro delanteros de alto nivel ha vendido el Valencia en los últimos periodos estivales. Sin duda, el más intenso fue el de 2010 con los traspasos de Villa y Silva (73 millones de euros) de una tacada. El primero antes del Mundial y el segundo ya proclamado campeón del mundo.
El verano siguiente la estrella del verano fue Juan Mata. El asturiano dejó en caja cerca de 28 millones que pagó a tocateja el Chelsea de Abramovich. Este año el gran traspaso ha sido el de Jordi Alba. El Barcelona se fijó en el nivel del internacional del Valencia y desembolsó 14 millones para cuadrar el presupuesto del club de Mestalla.
Pero no sólo los grandes traspasos nacionales han dejado un buen saco de dinero fresco. Una de las claves de la venta del producto nacional ha estado en jugadores con menos mercado vendidos por precios altos.
El club sacó 6 millones por Isco, un canterano por el que el Málaga pagó la cláusula de rescisión. Alexis se fue al Sevilla por otros 6 millones en uno de los traspasos más celebrados dentro del club. Pablo ha dejado 7 millones y por jugadores como Joaquín, Marchena, Aduriz o Moyà también se ha hecho caja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario