AMPARO BARBETA VALENCIA Mauricio Pellegrino llega dispuesto a acabar con algunos comportamientos del vestuario. El técnico tiene muy reciente su carrera como futbolista y no está dispuesto a aceptar determinadas excusas. O vicios. Así, a partir de ahora, ningún jugador podrá justificar un retardo, equivocación o ausencia en que no había entendido las palabras del técnico, del delegado o de los utileros. El argentino, que ayer viajó a Buenos Aires para pasar una semana de vacaciones con la familia y preparar la mudanza, va a obligar a que todos aprendan y se expresen en castellano. Y es que, al entrenador le ha desconcertado saber que, por ejemplo, Topal o Mathieu casi no se comunicaban con sus compañeros no por ser introvertidos sino por no entender el castellano. En ambos casos, era Juan Carlos Carcedo, segundo entrenador, quien actuaba de intermediario y traducía, desde las palabras del presidente en las conocidas como «llorentinas», a las explicaciones del técnico o conversaciones con compañeros.
El club acostumbra a ofrecer a los jugadores extranjeros la posibilidad de tener un profesor particular, pero no todos aceptan la propuesta. O, inicialmente la toman y al tiempo —así lo hizo Mathieu— la dejan. Ahora, la proposición pasa a ser obligación.
En las conversaciones que Pellegrino ha mantenido esta semana en Valencia con los diferentes responsables de las áreas del club, a todos les ha trasladado la necesidad de hacer un frente común y tratar de maximizar los esfuerzos porque, a su juicio, en el equipo se refleja el trabajo de todas las áreas. Para el técnico es imprescindible contar con gente totalmente implicada en el proyecto. Y hacer grupo. Y es que, el reto que tiene entre manos es mayúsculo y quiere que, desde el primer día de pretemporada, los jugadores sepan a qué atenerse.
Así, un concepto que posiblemente sorprenderá a más de un jugador, es que Pellegrino pretende que el comportamiento de los futbolistas sean inmaculado. A su juicio, defiende, representan al Valencia las 24 horas del día y no pueden descuidar sus actuaciones. «Un jugador representa a una entidad de prestigio y debe comportarse como tal. El futbolista es futbolista las 24 horas del día», sostiene el técnico. Una declaración que no sólo va dirigida a las salidas nocturnas —caballo de batalla de los tres últimos entrenadores (Quique Sánchez Flores, Koeman y Emery)—, sino a las dietas, al descanso, actos publicitarios, a los viajes e incluso en el atender a los aficionados cuando interceptan a los jugadores para pedirles un autógrafo o una fotografía. Y es que, si Pellegrino logra ser inflexible e imponer sus ideas, se van a desterrar muchos de los comportamientos actuales. Habrá que esperar.
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