La traicionera crisis golpea hasta al más pintado. Un amplísimo solar en la avenida de Aragón sería todo un caramelo para los constructores, hace cuatro días ávidos de ampliar su horizonte mercantil. Pero ahora ese terreno es un cadáver y nadie quiere velarlo. Llorente encargó a la inmobiliaria Richard Ellis que lo colocara en el mercado y ahí sigue todavía. Este hecho resta vida al Valencia, que sobrevive con platos de comida más livianos. Pero que adelgace no significa que pierda la dignidad.
El club de Mestalla no es un cualquiera. Los títulos hablan y su posición en la recién fallecida temporada, también. El primero de la otra liga. Y ahora que llega la hora del mercadeo tampoco es cuestión de quedarse con las migas. Si te ponen delante un Kevin Gameiro, que apunta a figura del fútbol, hay que dejar de andarse con remilgos. Sin caer en una subasta, no podía ofrecer cuatro duros y que ocurriera un nuevo caso Chicharito.
Y Llorente lo hizo. El presidente del Valencia sabe que hay veces que diez millones por un futbolista son más rentables que 200.000 por otro. Si Gameiro agradaba tanto a Fernando como a Braulio -no acabaron como los mejores amigos del mundo- algo debe tener el chico. El mandatario puso el dinero sobre la mesa. Como tocaba. Y el acuerdo llegó. Pero en la partida entró el inoportuno Laurent Blanc, seleccionador galo, para fastidiarlo todo. Una pena, pero llegará otro. Seguro. Este es el camino. Llorente se los gasta.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2011-06-11/llorente-gasta-20110611.html
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