Emery aún no ha dicho que sí, ni tampoco que no. De hecho su representante todavía no se ha visto las caras con Javier Gómez ni con Manuel Llorente, que son los que van a tener que acabar de cerrar este largo y serpenteante capítulo. Hasta este próximo lunes, cuando Iñaki Ibáñez se presente en Valencia para verse cara a cara con los dirigentes y hablar de números, no se podrá decir con certeza que el técnico acepta la propuesta de una temporada de contrato que le va a poner encima de la mesa el Valencia.
El agente es fiel a la línea con la que se ha pronunciado el entrenador, tanto antes de la famosa cena en casa de Llorente como después de la sonada rueda de prensa que ofreció el presidente. Hay intención de seguir y eso por lo tanto va a ser complicado rebatirlo.
De cualquier forma, Emery ya sabe qué es lo que se espera de él la próxima temporada. La misma sinceridad que le ha metido en un terreno espinoso a Llorente le sirve también al presidente para marcar la pauta de futuro a Unai. El miércoles trataba de explicarlo el dirigente valencianista sin excesiva suerte en la rueda de prensa que ofreció y ayer procuraba despejar las dudas en LAS PROVINCIAS Punto Radio (92.0 FM).
Después de tres años de convivencia, Emery ya conoce que la ambición y la voracidad del presidente no tiene límites. Bueno sí. Al menos ya hay una pincelada más clara de las exigencias que va a tener en su trabajo de cara a la próxima temporada. Y no es cualquier cosa. Llorente maneja los tiempos y también las diferentes dosis de su condición de presidente con la de gestor, y con la pizca suficiente de 'simple aficionado'. El guiso, y así está enfocado, tiene un aroma agradable de cara a la grada pero a veces un pelín ácido al gusto de cualquier entrenador.
Ahí van los retos de Llorente bajo la argumentación de que hay que generar la ilusión necesaria entre la afición. «Tenemos que mejorar mucho más. Este año hemos perdido con el Schalke y eso ha sido un golpe muy duro. Eso de ver al equipo jugando los cuartos genera ilusión. Nos hubiera gustado llegar más lejos en la Copa del Rey. La Copa -añade envalentonado- gusta y perfectamente puedes llegar a una final. Eso es lo que yo me refiero, que ya no es suficiente. Ser tercero es condición necesaria».
Por teléfono y en persona
De cualquier forma, si habitualmente Unai presume de mantener un diálogo fluido y una comunicación idónea con Llorente, en los últimos días esta circunstancia no ha cesado ni un solo momento. Ayer, por ejemplo, hablaron por teléfono por la mañana y, para no perder el ritmo, por la tarde se presentó el presidente en la Ciudad Deportiva para reunirse con el técnico durante unos minutos antes de que empezara el entrenamiento. No lo hizo en cambio con los jugadores.
De Unai espera Llorente algunos cambios. En realidad, uno y otro esperan una mutua mejora. A falta de lo que diga el técnico mañana, la versión del presidente es más conocida y demuestra que aunque tenía claro que le iba a ofrecer la renovación, en ese cara a cara del lunes el vasco acabó por convencerle: «Si tu ves a un entrenador o a una persona que no tiene ese estímulo y esas ganas de seguir subiendo... Unai está empezando, le queda mucho tiempo y muchos equipos para entrenar. Si eso lo ves, mejor. Siempre tenemos dudas de muchas cosas».
A pesar de todo, a Llorente se le recordará esta renovación por la tranquilidad con la que desveló que en las últimas dos semanas el Valencia había estado observando y estudiando condiciones para fichar a otros entrenadores. Al presidente le ha llamado la atención esta temporada el trabajo que ha hecho Luis García con el Levante y, además, Llorente guarda una estrecha relación con el agente del técnico granota, Alberto Toldrá, que entre otros también representa a David Albelda. «En ningún momento he tratado de molestar al entrenador», llegó a comentar Llorente sobre el preparador granota en Radio Nou tratando de zanjar de inmediato la cuestión: «Es evidente que ha hecho un trabajo muy bueno. Tiene mucho mérito y lo valoro muy positivamente, pero no voy a entrar a valorar si él ha sido uno de los entrenadores con los que hemos hablado»
Tiene claro el presidente que tanto él como el entrenador jugaron a lo mismo en las últimas fechas. Uno ante el temor de quedarse sin técnico y otro ante la posibilidad de atraer un equipo con mejor recompensa económica y/o igual o mejor aspiración deportiva. «Oí hace unos días que el entrenador -Unai- se iba al Atlético o al Athletic. Es nuestra obligación tener información para ver cómo están otros posibles entrenadores. La información siempre es poder».
Y el poder del presidente es en este club casi total, de ahí que cada gesto suyo o la ausencia de éste siempre tuviera consecuencias hacia Emery. «No son dudas, son estados de ánimo. Nos elimina el Schalke y quieres cambiar todo. El año que viene queremos recortar más puntos a Madrid y Barcelona. La gente tiene que entender que la presión -la que siente él en su profesión- la trasladas al entrenador y a los jugadores».
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