Ni tras el 5-0 al Villarreal fue capaz el señor Llorente de felicitar en el vestuario a su (¿ lo considera suyo ?) entrenador. A los jugadores sí, pero a Unai ni "gos que fas ahi ". Como creo que es parte de una estrategia de pique emocional-laboral, diré que aún así me parece casi obsceno, por no decir descortés o maleducado. Una cosa es apretar y otra asfixiar. Benítez lo definió como "Manolo te clava una jeringuilla, te chupa la sangre y luego te deja". Exageró, producto de las justificaciones que necesitaba, para, incumplir su contrato (faltando un año), pero no iba desencaminado. La cuestión de debate siempre será si incumplió, por el proyecto y el dineral del Liverpool, o por el hartazgo de que Llorente le discutiera hasta el alquiler de los vídeos en los hoteles (según Benítez). Es decir cuando se tensa la cuerda tanto que se rompe. No creo que ni Juan Roig fuera tan duro con Llorente, en su época de Mercadona. Sé que el presidente no lo hace a mala leche y que cree que Unai funciona mejor bajo presión laboral. Que rinde más si se siente ninguneado porque quiere demostrar que es capaz de lograr el objetivo. Pero todo tiene un límite.
Si Miguel Angel Gil y García Pitarch siguen en el Atletico de Madrid, Unai es un firme candidato porque aprecian su trabajo más que se aprecia aquí. ¡Que se vaya ! dirán muchos aficionados. Y quizá pudiera irse. Así todos contentos. Llorente traerá a su delfín (¿ o será el de Braulio? ) y si sale bien aleluya. Y si sale mal. y queda por debajo de tercero o cuarto, ya sabemos que en la diana no estará Unai. Estará Llorente. Es su momento. Y se acerca.
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