En las últimas semanas se está trabajando en la regeneración del césped de Mestalla. El pasado 3 de noviembre se realizó un micro-pinchado con inyectado de semilla —se repetirá tras el encuentro ante el Almería— a 1´5 centímetros de profundidad protegiéndola de ser arrancada cuando hay partidos con los tacos de los jugadores, conservando también en mayor grado la humedad y asegurando el mayor porcentaje de germinación. Durante el proceso se realizan millones de agujeros en todo el campo de manera homogénea, a continuación se la aplica unos productos especiales potenciadores de crecimiento y bioestimulantes—marcadores de color verde, que además mejoran el aspecto— y por último se le aplica arena de sílice de granulometría fina para facilitar su anclaje. Todo un proceso para ir gradualmente aumentando la densidad del campo. El principal problema es que estamos en una época del año, que la hierba crece muy lentamente ya que hay menos horas de luz, menor radiación solar y sobre todo por las bajadas de temperaturas nocturnas.
En un principio el Valencia ha descartado cambiar por completo el césped, un proceso con un coste elevado, sobre todo porque e perdería la inversión que se realizó la pasada temporada, aunque si sigue sin mejorar podrían cambiar de opinión.
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