Nada más aterrizar hace dos años en Valencia, Unai Emery sorprendió a todos con un insospechado vaticinio en LAS PROVINCIAS: el entonces desahuciado Vicente se recuperaría hasta estar en disposición de volver a la selección española. Aquellas palabras sonaron a brindis al sol, pero el gran final de temporada protagonizado hace unos meses por el jugador y el duelo ante la Fiorentina evidencian la resurrección de un futbolista irrepetible. En la presentación en Mestalla, sus centros milimétricos a las cabezas de Soldado y Aduriz desembocaron en los dos goles. El puñal de Benicalap ha vuelto, y esta vez para quedarse.
Los números de su pretemporada son francamente buenos. Ha disputado 381 minutos en siete partidos y hasta marcó en el choque frente al Celje. Si se compara estas cifras con las de la pasada campaña no hay color. El final fue bueno, pero terminó con 11 encuentros ligueros, dos de Copa y dos de Europa League, sumando poco más de 650 minutos.
Ahora todo ha cambiado. El extremo izquierdo ha metido en un problema a su entrenador (bendito dilema), ofreciéndose como una seria alternativa para la banda izquierda del Valencia. Este puede ser el año de Vicente. Un jugador que tocó el cielo. En la temporada 2003-04, simplemente se salió. Guió a los de Mestalla al histórico doblete de Liga (incluido un gol en el duelo decisivo ante el Sevilla en el Pizjuán) y UEFA (también marcó en la final), y los grandes de Europa se lo rifaban.
Meses después el genio se desmoronó. Un 29 de septiembre de 2004, en Alemania y ante el Werder Bremen, el extremo se lesionó de gravedad. Comenzó su pesadilla, ahora por fin olvidada. Vicente puede y debe ser el mejor fichaje del nuevo Valencia.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-08-20/septimo-fichaje-valencia-20100820.html
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