Un Valencia con más sombras que luces solventó con victoria (2-0) su primer partido de pretemporada. Mathieu y el debutante Soldado fueron los autores de los goles de un partido en el que el conjunto de Unai Emery cometió los pecados veniales tan típicos de la pretemporada: imprecisión, falta de ritmo físico, una nueva disposición táctica a la que le faltan más ensayos... Sólo la falta de puntería saudita impidió que el resultado corriera peligro. Entre las notas a destacar, la perseverancia de Pablo por la banda derecha, la eficacia de Topal en la medular, algún apunte aislado del Tino Costa, las paradas de Moyà y los primeros gestos técnicos de Feghouli. Aunque la falta de rodaje es comprensible, se debe esperar más chispa de este equipo.
Un gol de Mathieu en el minuto 3, al aprovechar un error en el rechace del central Aldossri, vaticinaba una de esas amables tardes estivales de goles , sin tensión alguna. Pero ese gol, algún destello por la banda de Pablo, agigantado con el peso del dorsal 7 que deja Villa, y un disparo de 30 metros de Fernandes fue toda la producción ofensiva del Valencia. Emery dio la oportunidad en el once al mediapunta Isco y a Paco Alcácer, las grandes esperanzas blanquinegras de la cantera. Los dos juveniles estuvieron muy participativos pero poco asistidos.
Tino Costa, el heredero de Baraja, amagó varias veces su gran manejo con la zurda. El ex del Montpellier, criado futbolísticamente en la isla de Guadalupe, participó en la jugada del gol y pateó algunos pases largos interesantes, pero se sacrificó poco en defensa. Perdió varios balones que provocaron varias oportunidades de peligro del Al Hilal, entrenado por Eric Gerets, aquel defensa belga, barbudo y duro como el pedernal, de la gran selección belga de los años 80. De hecho, el conjunto saudita, bien dirigido por el brasileño Neves y el ex del Steaua, Radoi, no encontraba apenas oposición para superar la medular y plantarse con superioridad numérica ante Moyà. El delantero Almahayani se encontró con preciosas ocasiones para marcar, pero se encontró ante un inspirado Moyà. Esta pretemporada para el meta mallorquín es crucial. Después de su decepcionante estreno en la temporada pasada, y a la sombra del experimentado César, Moyà tiene el reto de demostrar todas las cualidades que atesora y que demostró en el Mallorca. Tiene todas las condiciones para ser el guardameta a largo plazo del Valencia.
4-3-3 y tángana de Banega
Emery renovó por completo el once para la segunda parte. Los cambios también fueron tácticos. El técnico implantó el 4-3-3, una variante que le gusta desde que entrenara al Almería y que en Mestalla no ha podido consolidar por el gran funcionamiento atacante del cuarteto formado por Pablo, Mata, Silva y Villa. Sin los dos últimos, hay cabida para experimentar. Para Emery, la temporada que se avecina también es decisiva. Cumple su tercer curso en Mestalla, una delgada línea roja que en la historia reciente sólo han llegado a completar Víctor Espárrago y Rafa Benítez. La afición valencianista, siempre exigente, le examinará con lupa.
En cuanto a la calidad del juego, continuó siendo soporífera. Quien más destacó fue el turco Topal, contundente para cortar la pelota en la medular. El partido sólo se animaría con algunas brusquedades. Banega, que ha regresado con algo de sobrepeso, mereció ser expulsado al pisotear a propósito la cabeza de un contrario. Gerets y sus futbolistas se marcharon a por él, clamando venganza. Incomprensiblemente, después de unos segundos de diálogo, el colegiado resolvió la tángana con una amarilla para el futbolista argentino, que no es la primera vez que se le cruzan los cables. Debe cuidar su concentración. Restablecida la calma y en tiempo añadido, Soldado, que apenas se pudo asociar con un Domínguez que trotó con lentitud, colocó el 2-0 al empujar un rechace después de una habilidosa jugada de Feghouli.
http://www.levante-emv.com/deportes/2010/07/26/valencia-tira-efectividad/725831.html
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