El Valencia asegurará una plaza de Champions si el Sevilla no se impone hoy al AtléticoUna derrota del Mallorca dejaría al equipo a un punto de la tercera plaza y el club deberá hablar del futuro de Emery
El Valencia ganó en Barcelona. Lejos de casa. Lo consiguió tres meses después de la última oportunidad que fue capaz de hacerlo, en Jerez, en el mes de enero. Y su victoria de ayer fue justa, clara, incuestionable. Y corta, pues tuvo pasta para haber redondeado una espléndida goleada ante un Espanyol que tiró de casta y vergüenza, lo que no le bastó para plantar cara a un rival superior ante el que tuvo que rendirse a su superioridad.
El triunfo valencianista se gestó en un muy buen segundo tiempo en el que los de Emery salieron de su letargo anterior, pues el primer acto fue un auténtico tostón. El intermedio sirvió para que los de Mestalla se pusieran las pilas, para que Banega, Joaquín y Vicente lucieran sus cualidades y, con ellas, servir dos buenos goles a un Nikola Zigic que se volvió a reivindicar con una aparición que fue como agua de mayo. Nunca mejor aplicado. Si hoy no gana el Sevilla, la presencia en la Champions está ya asegurada. El cuarto puesto. El martes, en Mestalla, se podría certificar el tercero.
El primer periodo fue sencillamente insoportable. Hasta tal punto que se agradeció que el árbitro no diera ni siquiera un minuto de prolongación. Llegado el cuarenta y cinco indicó el camino de los vestuarios. Para lo que se estaba viendo sobre el terreno de juego, no había necesidad de alargar el sopor que invadía las gradas. Ni una ocasión clara de gol, ni una jugada digna de mención. Unos y otros se perdieron en la horizontalidad, la parsimonia, las entregas al contrario, los errores en suma. Vaya espectáculo.
Y de salida no arrancó mal el partido. Con ganas los dos equipos. Mayor profundidad en los locales que, en los diez primeros minutos, generaron un par de acciones de peligro ante César, al que obligaron a intervenir. El Valencia trató de mover el balón con sentido, tocando, saliendo bien desde atrás y con un Banega muy participativo en tareas de creación. El problema fue que todas estas buenas intenciones desaparecieron con excesiva rapidez. Como de un plumazo.
Emery decidió cambiar el dibujo de su equipo. Optó por colocar a tres medios centros, Fernandes, Albelda y Banega, sacrificando el dúo habitual, con la intención de ocupar mayor terreno en la medular. Pero el argentino se fue diluyendo y su equipo lo acusó. Albelda, el más retrasado, se movía por delante de los dos centrales y Fernandes, muy perdido por la zona derecha. Banega contaba con libertad total de movimientos, hacia adelante, atrás, en horizontal. Más desapareció.
Un par de escarceos de Joaquín y Villa fue todo lo que dio de sí el Valencia en ataque. Tampoco funcionó en esta parcela. Las bandas no tuvieron la presencia y mucho menos la velocidad necesaria que se requiere para sorprender al rival, lo que hizo que Villa estuviera muy desasistido. El asturiano se vio obligado a recular, a buscarse la vida y su rendimiento también se resintió. Joaquín, al menos, lo intentó, aunque nunca se saliera con la suya. Lo de Vicente fue peor. Ni una aparición por su zona, se perdió con movimientos hacia el centro y, curiosamente, apareció en dos jugadas puntuales con peligro cuando se cambió al lado derecho. Pero, en líneas generales, nada de nada.
Todo lo expuesto con el agravante para los de Emery de que la pareja de centrales del Espanyol la formaban Amat y Ruiz, dos chavales de la cantera, de los que Pochettino se vio obligado a echar mano ante las innumerables bajas que se le acumularon en la retaguardia. Los valencianistas nunca fueron capaces de ponerlos en aprietos, mucho menos en evidencia.
Tras el descanso, las hostilidades arrancaron de manera casi idéntica al inicio del choque. Un Espanyol espoleado, decidido, veloz y con ganas volvió a llevar peligro al portal de César con dos jugadas en las que sus jugadores ganaron la espalda a los valencianistas. La oportunidad desperdiciada por Callejón fue clamorosa. Totalmente solo ante César, pisando el área de gol, sin nadie que le molestara, mandó el balón a las nubes de manera incomprensible.
El tremendo error pareció acusarlo el Espanyol. Levantó el pie, bajó la intensidad y dio un respiro a los de Mestalla. Emery decidió dar entrada a Zigic y descanso a un Villa que se fue cabizbajo, contrariado por el cambio, mientras su entrenador se hizo el sueco cuando el asturiano pasó junto a él para evitar numeritos como los de Mallorca con Banega y el Chori.
La permuta, sin embargo, salió a pedir de boca, pues tan solo tres minutos después de producirse, Zigic abrió la lata. Vicente empezó a aparecer por su banda y, en una de estas galopadas, envió el cuero al centro del área perica para que el serbio tocara de manera sutil con la zurda llevando el balón a la red. ¡Albricias! El Valencia volvía a ganar a domicilio, algo que no hacía desde Jerez, el pasado enero.
A partir de ahí, las dudas de si aguantaría la ventaja o, como otras tantas veces, se iría al garete. Salió cara esta vez, gracias a los mismos protagonistas del primer tanto. Otra vez servicio de Vicente, que fue de menos a más, Joaquín prolongó con la cabeza y Zigic fusiló poco menos que a placer. La victoria era ya una realidad incuestionable viendo la superioridad valencianista, que se debió plasmar con mayor ventaja en el marcador.
Tres minutos antes de la sentencia Banega había estrellado el esférico en el travesaño de la portería de Kameni, marcando otra vez Zigic tras el rechace, aunque en fuera de juego. El Valencia había empezado a gustarse, a meter profundidad a su juego, a abrir a las bandas y la movilidad de sus hombres de medio campo hacia adelante acabó desquiciando a los blanquiazules, impotentes para tapar las vías de penetración valencianistas.
La victoria a domicilio después de tanto tiempo supo a gloria. Es la primera que se obtiene en la segunda vuelta del campeonato, aunque quedó el lunar de que Villa sigue sin hacer un gol lejos de Mestalla.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-05-02/zigic-como-agua-mayo-20100502.html
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