Cuando el Valencia acaba un partido con Miguel de capitán, con Fernandes de central y con Jordi Alba de lateral es porque algo malo ha ocurrido. Y así es. Esta vez no hay la mínima opción al debate. Tres genialidades de un crack enterraron el amor propio y la fe de un equipo que supo desde un primer momento que este final entraba dentro de la lógica. Salir del Camp Nou con el capazo de puntos vacío y con tres goles en la espalda es tónica habitual para muchos equipos. Y el Valencia actual, al menos el que saltó al césped, bastante tuvo con no perder más elementos en acto de combate.
Sin Villa, que ni siquiera estuvo en el banquillo, y sin Mata, no jugó ni un solo minuto, es difícil imaginar un Valencia fiel a su filosofía de fútbol. El debate sobre la participación del asturiano se cerró al final, y después de tanto misterio, con lógica. Villa no estaba el viernes para resistir media hora de juego y por mucho empeño que le puso el propio futbolista, Emery no quiso correr ningún riesgo. El jueves, con la necesidad de marcar, hay muchísimo en juego como para que el mejor delantero de Europa pueda dejar a su equipo huérfano de gol. La pregunta ahora es la siguiente: ¿Sabía realmente Emery que Villa no iba a jugar ayer? ¿Para qué lo trajo?
En esto del fútbol ya se sabe que hay tantos matices que uno no sabe muy bien cuál de ellos es el que puede resultar definitivo. La verdad más absoluta sí es, en cambio, que el Barcelona posee en Messi la solución a todos los problemas. Y contra eso es imposible luchar. Él solito se encargó de torpedear a César. Lo hizo exprimiendo sus recursos en el primer gol, donde dejó en evidencia a Banega, a Bruno y a Dealbert; con habilidad en el segundo, y con picardía en el tercero. Menos mal que los dos últimos llegaron en los últimos instantes del partido porque, de haber arañado algún gol el Barça en el primer acto, la goleada hubiera podido ser mayor. Igual que Villa pone en pie Mestalla, Messi hizo que las cien mil almas del Camp Nou se rindieran ante él. Balón entre sus manos, el argentino circulaba pausado hacia el túnel después de que el árbitro pitase el final. Pablo y algún valencianista más le dieron la mano como despedida. Es lo mejor que pudieron hacer.
La rendición colectiva, en cualquier caso, debe ser pasajera. El Valencia no es el único que tiene que agachar la cabeza ante evidencias como ésta. Sobre todo cuando el parte de guerra que presenta el equipo de Emery es cierta escalofriante. ¿Hasta cuándo va a durar esto? Ya puede estrujarse la cabeza el entrenador y el preparador físico para encontrar la solución final a esta hemorragia. Los jugadores están tan al límite de fuerzas que cuando un futbolista mira al banquillo durante el partido se produce un corte general de energía. Las reapariciones forzadas de Albelda y Bruno acabaron en desastre, César también resultó herido y, por si no fuera poco, dos guindas más: Maduro, con dos amarillas, dejó al Valencia una vez más con inferioridad numérica y Zigic vio una amarilla que le impedirá jugar -era poco probable- el domingo contra el Almería. Lo del serbio es para hacérselo mirar. Mira que ha repetido Emery que hay que evitar por todos los medios las protestas y las tarjetas, pues bien a punto de acabar el partido, Zigic se dedicó al cuerpo a cuerpo con Piqué mientras protestaba una acción del barcelonista. Ya está bien.
Pero bueno, aunque con consecuencias, ese fue uno de los daños colaterales del partido. El más grave, lógicamente, fue la pobre sensación que dio el Valencia durante la hora y media de juego. Y que conste que en la primera parte se salió con la suya. Bien plantado atrás, los valencianistas fueron llevando el duelo a una situación casi de punto muerto. Ni para ti ni para mí ni para nadie. Pese al arranque inspirado de los azulgrana (al minuto y medio ya se había visto un eslalom de Messi, un par de taconazos y hasta una falta), el tú a tú fue equilibrándose conforme la inyección de autoconfianza blanquinegra fue surtiendo efecto. Ni Messi funcionaba por el centro, ni Bojan podía con Miguel ni Pedro sacaba ni una sola ventaja a Bruno. El Valencia, que había cedido el absoluto control del juego, fortalecía su portería con las líneas pegaditas dejando muchísimos metros por delante para un contragolpe que no existió. Eso sí, para que conste en acta, hubo varios remates y otros intentos de cierto mérito. En un par, el protagonista fue el joven Jordi Alba. En el primero cabeceó alto un buen servicio de Pablo y en el segundo silenció el Camp Nou cuando encaró a Valdés tras robarle la cartera a Piqué. Lástima que el remate no tuviera maldad porque fue a las manos del meta.
Para el Barça, por cierto, sólo hubo un susto más. Bien gordo por cierto. A los tres minutos de salir, ya en la segunda mitad, Zigic, Pablo se la puso por el centro para que el serbio, rozando el fuera de juego, enfilara con paso zancudo el camino hacia Valdés. Al valencianista se le agigantó la figura de Valdés y se pusieron en huelga sus neuronas porque la pifia fue tremenda y el esférico acabó justo en el cuerpo del guardameta. Messi mata a los rivales y Valdés les quita el aire. Del posible empate, porque ya en ese momento el Barça iba por delante, el Valencia se metió en la zanja para ser enterrado. Abandonó la cómoda trinchera del primer tiempo y con el escuadrón convertido ya en una simple patrulla se limitó a aguantar el chaparrón sin que el rival tuviera piedad ante la bandera blanca. Fueron momentos de desesperación ante la tercera goleada consecutiva que se cosecha en este campo.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-03-15/resignacion-absoluta-20100315.html
buena primera parte valencianista en la que tuvo al barcelona contra las cuerdas,marro en demasía y acabo pagando en una pájara en la segunda parte del equipo que dirige Emery que viene siendo muy habitual.
El partido en la primera parte se termina cuando se lesiona Albelda el gran capitán,la voz del vestuario durante los años de gloria.
En la segunda mitad una muy rigurosa falta le vale a Maduro irse al vestuario antes de tiempo,en la jugada anterior zigic había tenido el gol pero marro.
Un marcador excesivo para los méritos realizados por el valencia que fueron pobres,así no se puede continuar y el jueves nos la jugamos.
Del partido de ayer no entiendo por que deja descansar a Mata en un partido tan importante.
ResponderEliminarque lo deje descansar con un rival mas asequible y Albelda es fundamental