el chori y su suplencia

Ni se podía imaginar el jaleo que iba a montar Pérez Burrull ni tampoco que empezara a ver el partido desde el banquillo. Teniendo en cuenta que no jugó contra el Brujas el jueves anterior (como tampoco lo hizo Silva que después sí fue titular), Alejandro Domínguez estaba convencido que frente al Atlético de Madrid iba a ser uno de los once escogidos para salir desde el arranque. Emery pasó por alto el hecho de que el argentino estuviera mucho más descansado que el resto y lo mandó al banquillo. Prudente en su discurso verbal, el Chori sí admite su sorpresa pero se cuida mucho de ser especialmente puntilloso con su entrenador. «Sinceramente, sí pensaba que iba a jugar pero obviamente la decisión la toma al míster y está bien. Así lo creía más que nada pensando que el equipo había hecho un esfuerzo muy grande en la Europa League... pero bueno, el entrenador decidió no hacerlo y está bien», apunta el argentino.

Del Chori se ha abierto en Mestalla un línea de fe que llega a superar, por lo que se está comprobando, la confianza que tiene incluso el entrenador en el mediapunta. La gente tiene ganas de verlo y no minutos sueltos sino con la misma participación que el día del Getafe. «Uno trata de pensar algunas cosas pero sin ir al exceso porque eso te lleva a estar con mala cara o de mal humor. No se por qué decidió eso. Debería contestarlo él», se limitaba a preguntarse respecto a su suplencia.

Una cosa sí manifiesta abiertamente el futbolista. Lo de Pérez Burrull y su consulta con el cuarto árbitro debe servir como ejemplo para aplicar a partir de ahora en otros campos y con situaciones similares. «Muchas veces pienso personalmente que el cuarto árbitro también debe participar del juego, como en este caso que pasó. Si todos actuaran de la misma manera estaría bien. Lamentablemente nos pasó a nosotros». La secuela que a nivel arbitral ha dejado el error de Pérez Burrull es que el Comité le ha metido en la 'nevera' como castigo. «Si ha decidido eso estará bien. El penalti lo cobró por los jugadores y también por la grada. Después de estar ya el juego un tiempo, no puede cortar la jugada como lo hizo».

Se ha empeñado el Valencia con sus resultados en argumentar la idea de que el equipo acusa cierta impotencia cuando le toca medirse con equipos de cierto nivel. Aún así, el vestuario se mantiene firma. «Entre nosotros no hay duda», dice rotundo Domínguez, para quien «los objetivos siguen siendo los mismos. Seguir para adelante, trabajando y esforzándonos. Salir a ganar como lo hacemos siempre». Pero por parte valencianista no se palparon, por cierto, esos matices el domingo en el Calderón. En su opinión, el equipo no pecó de soberbio, porque «un partido tan importante como fue el del otro día ningún equipo puede salir con soberbia. Se salió a jugar, a ganar y las cosas no salieron bien. Son cosas del fútbol».

«El equipo después de la expulsión de Carlos -Marchena- fue otro. Hasta ahí, si bien no habíamos llegado mucho, llevábamos bien el partido». Y esas cosas que decía antes Domínguez han dejado al Valencia en cuadro: «Preocupan las bajas porque se trata de jugadores importantes».


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