La pareja que puso el técnico en Sevilla compuesta por Marchena y Albelda no dio los resultados y ha sido el tema de debate
A priori, la apuesta de Unai de jugar en Sevilla con dos pivotes de perfil similar como Albelda y Marchena -en lugar de hacerlo con Banega- no era tan descabellada. El problema es que el tiro salió desviado. Tanto, que cuando se quiso dar cuenta -y eso que reaccionó a los once minutos de la segunda parte- ya fue demasiado tarde. Amedeo Carboni, en su disección habitual en LAS PROVINCIAS tras el encuentro, criticaba con bastante dureza al técnico por cambiar la rutina precisamente en un partido de los que hay que tener en cuenta en el calendario.
El viaje de regreso de Sevilla fue sintomático. Pese a los esfuerzos de todos los protagonistas por argumentar que el Valencia no lo había hecho tan mal, la verdad es que dio la sensación de que a Emery le costó y mucho triturar y digerir después lo ocurrido. Cualquier anécdota, por pequeña que sea, y que pueda afectar al entrenador, adquiere más categoría por el hecho de que el futuro de Unai -el de la próxima temporada- todavía no está despejado. A Manuel Llorente, por cierto, se le vio dialogar de forma relajada con Emery en varias ocasiones. En todo momento, el presidente quitó importancia al hecho de que entrase al vestuario tras el encuentro, una práctica que es habitual en un dirigente cien por cien implicado en su rol.
De cualquier forma, la experiencia de ese doble pivote es más probable que no aparezca este sábado contra el Valladolid donde, se supone, Banega volverá a asumir la dirección del juego. Habrá que ver, no obstante, qué decisión toma Emery el día que el Valencia juegue en el Bernabéu o en el Camp Nou, con jugadores mucho más cualificados que los sevillistas.
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